¿Han cesado los milagros?
En la antigüedad los hombres adoraban falsos dioses, como lo siguen haciendo en la actualidad en el paganismo. El ateísmo es un efecto del rechazo del cristianismo. Pero no se debe confundir la incredulidad de personas sinceras dispuestas a creer con el ateísmo apasionado y acerbo de los apóstatas. Tampoco valdrá apelar a los milagros con los cuales el cristianismo fue acreditado al principio como prueba todavía viva de su veracidad. Esto no responde a la cuestión que aquí tenemos planteada, que no trata de la veracidad del cristianismo, sino del fenómeno de un cielo callado. Que en presencia de un océano insondable de sufrimiento humano en el gran mundo que nos rodea, y que a pesar del clamor articulado tan constantemente por los labios de Su pueblo fiel, Dios se mantenga en un silencio absoluto y aplastante: este es un misterio que el cristianismo parece solamente hacer más inescrutable. No obstante, aquí estamos dando por supuesto qué los milagros son posibles, y p...