La evolución humana — ¿ciencia sólida, o burbujas darwinistas?

La evolución humana — ¿ciencia sólida, o burbujas darwinistas?

12 agosto 2009 — Una antropóloga evolutiva examinó los nudillos de los chimpancés, y luego los de los gorilas. Luego se miró los suyos. Conclusión: los humanos evolucionaron procedentes de simios arborícolas, no de terrestres que andaban apoyándose sobre los nudillos. Su teoría se puede leer en Live Science, un reportaje que se basa en un artículo aparecido en PNAS.1

Semejanzas, diferencias ... y un abismo que separa al animal del ser humano. Los simios constituyen una prueba de que la naturaleza humana no reside en el físico, sino en su identidad peculiar, «imago Dei». Fotografía: Mila Zinkova


Tracy Kivell y Daniel Schmitt de la Universidad Duke admitieron directamente que «A pesar de décadas de polémica, sigue sin estar claro si el bipedalismo humano evolucionó a partir de un antecesor terrestre que andaba apoyándose sobre los nudillos, o de un antecesor simio arborícola más generalizado». Parece que los que creen que ninguna de estas posturas es correcta no pueden participar de la discusión. Los que creen que la ciencia debería remitirse a pruebas fehacientes deberían observar esta línea que aparece en el artículo en Live Science: «No existen fósiles del período de esta transición, que probablemente tuvo lugar hace alrededor de siete millones de años, dicen Kivell y Schmitt». Los indicios que se puedan alegar en favor de esta hipótesis, en ausencia de fósiles, desde luego quedan abiertos a escurridizas interpretaciones, como queda claro de esta cita tomada de su artículo:

Los resultados de este estudio exponen que los investigadores necesitan volver a evaluar todos los pretendidos rasgos de la andadura sobre los nudillos y reconsiderar su eficacia como indicadores de una conducta de andadura sobre los nudillos en primates existentes y extintos. En este contexto, la ausencia de varios de los pretendidos rasgos de andadura sobre los nudillos en andadores sobre nudillos (y la presencia de algunos de estos rasgos en no andadores sobre nudillos) hace difícil argumentar que existan pruebas inequívocas de que el bipedalismo evolucionase a partir de un antecesor terrestre de andadura sobre los nudillos. Al contrario, nuestros datos dan respaldo a la noción contraria, que los rasgos de la mano y de la muñeca que aparecen en el registro fósil de los humanos y que tradicionalmente se han tratado como indicadores de una andadura sobre los nudillos son en realidad prueba de condición arborícola, no de condición terrestre. ...

Nuestros datos no pueden rechazar la hipótesis de que la andadura sobre los nudillos evolucionó sólo una vez en la base del clado de los simios africanos y de los humanos, y que estas diferencias evolucionaron después de la divergencia entre Gorilla y Pan [chimpancé] (Fig. S1). Sin comprender plenamente la plasticidad evolutiva y ontogenética de estos rasgos osteológicos o el efecto sobre la morfología de la muñeca de otras conductas locomotoras de Pan y Gorilla, es difícil estar seguros acerca de la evolución de la conducta no homóloga de andadura sobre los nudillos en los simios africanos. Sin embargo, a falta de claras pruebas de un origen terrestre desde una andadura sobre los nudillos para el bipedalismo humano, sugerimos que la evolución independiente de una adaptación locomotora generalizada que simplemente permita a los simios de cuerpos grandes retener una morfología sumamente arborícola a la vez que desplazarse de forma efectiva sobre el suelo constituye un escenario evolutivo razonable y probable.

Parece que está claro que la Academia Nacional de las Ciencias ya no requiere pruebas para publicar una sugerencia. Queda por ver si otros a los que se les admite en el debate van a encontrar su sugerencia razonable y probable. Irónicamente, esta semana, en Nature,2 Jonathan Marks (Universidad de Carolina del Norte en Charlotte) publicaba una carta razonando que «las semejanzas entre simios y humanos pueden ser engañosas». Algunos rasgos se pueden «interpretar con excesivo entusiasmo», decía, cuando «no son directamente homólogos». El se estaba refiriendo a estudios conductistas, pero luego decía que también se aplica a las comparaciones entre los pies. «Son similares, y descienden de una estructura ancestral común, pero en absoluto son iguales.»

Pero luego Marks desvelaba algo que expone que se pueden usar interpretaciones opuestas para apoyar a Darwin. Decía que se pueden razonar diferencias en lugar de semejanzas, y seguir siendo un darwinista leal —y quizá mejor:

Un planteamiento darwinista genuino a la conducta de los primates puede que tenga que reconocer que los cerebros de los simios (así como sus capacidades) puede que sean simplemente diferentes de los nuestros, al igual que sus pies. A fin de cuentas, la evolución es la producción de diferencia. Si un investigador reconoce la divergencia adaptativa que ha ocurrido entre un humano y un chimpancé a lo largo de unos 7 millones de años de separación, y otro insiste en que son lo mismo, ¿quién entonces está negando la evolución?

¿Acaso es siquiera posible negar la evolución, si estas son las reglas que se imponen? Se pueden usar indicaciones contrarias e interpretaciones opuestas para demostrar que uno es un buen darwinista. ¿Y cómo puede un escéptico del darwinismo conseguir siquiera entrar en el debate?3


1. Tracy Kivell y Daniel Schmitt, «Independent evolution of knuckle-walking in African apes shows that humans did not evolve from a knuckle-walking ancestor», Proceedings of the National Academy of Sciences, August 10, 2009, doi: 10.1073/pnas.0901280106.

2. Jonathan Marks, «Ape and human similarities can be deceptive», Nature460, 796 (13 agosto 2009) | doi:10.1038/460796a.

3. Quizá sólo observando que una teoría que pueda desarrollarse con indicaciones contrarias e interpretaciones opuestas no es en absoluto una teoría científica —puede explicarlo todo, y por ello no explica nada.

¡Qué triste situación, cuando cualquier despropósito puede ser publicado por la Academia Nacional de las Ciencias y recibir un comentario favorable de periodistas científicos! Uno pensaba que lo que diferenciaba a la ciencia de las especulaciones era la necesidad de datos y pruebas. Esto, triste es decirlo, ha dejado de existir. Ahora, sólo es necesario pertenecer a «la gente guapa» (aquellos que no son relegados al ostracismo). En tanto que uno nunca cuestione el pensamiento materialista darwinista, se puede sugerir lo que se quiera.

La palabra «evolución» y sus derivados aparecen 26 veces en este artículo, nunca cuestionada ni tampoco respaldada por prueba alguna: p. ej., «Desde que Darwin propuso por primera vez rutas de evolución humana en El origen del hombre, ha existido un constante y a menudo agrio debate acerca de la naturaleza de la locomoción en nuestro antecesor humano prebipedal». Este debate nunca se plantea sobre si los humanos evolucionaron a partir de los simios, sino sólo sobre cómo. Bien, ¿cuántas más décadas o siglos serán necesarios para que ante este impasse el árbitro ponga fin al juego? Porque en realidad no es nada más que esto: un juego. En este juego, lo que verdaderamente importa no es la verdad última, sino mantenerse dentro del Paradigma Evolucionista.

Toda la dinámica de esta cuestión gira en torno a un hueco, respaldado por una falta de datos, y consiste de especulaciones que van dando vueltas sobre sí mismas. Los que mantienen una perspectiva de verdadera lógica (los que no han aceptado la gran burbuja darwinista de la ausencia de datos como fundamento, sino que insisten en que el examen de los nudillos de los primates vivientes no tiene relevancia alguna acerca del origen del hombre sin realizar una petición de principio), permanecen fuera de este círculo, esperando el momento en que la burbuja darwinista estalle ante la vista de todos.


Fuente: Creation·Evolution Headlines - Evolution of the Knuckle Head 12/08/2009
Redacción: David Coppedge © 2009 Creation Safaris -
www.creationsafaris.com
Traducción y adaptación: Santiago Escuain — © SEDIN 2009 -
www.sedin.org

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