los Evolucionistas No Tienen una Mente Abierta
La comunidad evolucionista quiere que la gente piense que es objetiva. Los evolucionistas a menudo aparentan tener una mente abierta, y reclaman buscar honestamente la verdad. A la vez, sugieren que los religiosos “fundamentalistas” (para usar sus propias palabras) que creen en la Biblia, tienen una mente cerrada y rechazan el criticismo racional. En el libro Universo Ateo, David Mills declaró: “La persona religiosa tiende a sostener sus creencias rígidamente, fanáticamente y con una mente cerrada—sin cuestionar seriamente la veracidad de las enseñanzas de la Iglesia. Sin embargo, el científico [se pretende decir el científico ateo evolucionista—KB] busca con afán y mente abierta nuevas teorías y evidencia para derribar las teorías antiguas” (Mills, 2006, p. 155).
Si es cierto que los evolucionistas tienen una mente abierta y están buscando constantemente ajustar sus teorías, entonces esperaríamos que estuvieran ansiosos de considerar críticamente la evolución, para dar la bienvenida a la evidencia que se opone a las ideas evolutivas claves, y para promover la comunicación recíproca en cuanto a los problemas inherentes de la teoría. No obstante, lo que vemos es lo contrario.
En 2002, el Consejo Escolar del Condado de Cobb, en Georgia, decidió colocar etiquetas en los libros de texto de biología en cuanto a la teoría de la evolución. La etiqueta decía: “Este libro de texto contiene material sobre la evolución. La evolución es una teoría, no un hecho, en cuanto a los orígenes de los seres vivos. Se debe leer este material con una mente abierta, estudiarlo cuidadosamente y considerarlo críticamente” (“Juez: Evolución...”, 2005, énfasis añadido). ¿Existe algún tema en nuestros sistemas escolares que no se debería estudiar con una menta abierta y considerar críticamente? Aparentemente existe un tema que debe estar exento de tal escrutinio: la evolución.
El gobierno de los EE.UU. ordenó que se quitaran las etiquetas porque se consideraron inconstitucionales debido a la “naturaleza religiosa” del contenido de la etiqueta. Sin embargo, note que la etiqueta no decía nada acerca de Dios, la religión o la Biblia. El Juez Distrital de los EE.UU., Clarence Cooper, quien decretó que las etiquetas eran inconstitucionales, declaró: “Debido a la manera en que la etiqueta se refiere a la evolución como una teoría, la etiqueta tiene el efecto de socavar la educación evolucionista para beneficiar a aquellos ciudadanos del Condado de Cobb que prefieren que los estudiantes mantengan sus creencias religiosas en cuanto al origen de la vida” (“Juez: Evolución...”, 2005). Esta declaración indignante del Juez Cooper reveló una noción obvia: que no se permitirá examinar críticamente la evolución en el sistema escolar público.
En 2006, Eugenie Scott y Glenn Branch, el director ejecutivo y director suplente del Centro Nacional por la Educación Científica, editaron el libro No en Nuestros Salones de Clase. En ese volumen, ellos insistieron que no se debería permitir el concepto de un Diseñador Inteligente en los salones de clase de las escuelas públicas. Ellos también declararon que la evolución es la única opción viable que se debería presentar en los salones de clase. De hecho, uno de los escritores que contribuyó, Brian Alters, declaró: “La responsabilidad de los profesores de biología de las escuelas públicas es enseñar la evolución completamente y correctamente” (Alters, 2006, p. 106). No hace falta decir que a Alters y a sus editores no les importaba ayudar a los estudiantes a comprender la cantidad vasta de material científico que no tuviera que ver nada con la evolución. Ellos consideraron el sistema escolar público como su herramienta que tenía el propósito de adoctrinar a los estudiantes con la teoría de la evolución.
¿Qué pasa cuando se cuestiona a la teoría de la evolución? ¿Qué se debería hacer cuando los estudiantes quieren analizar críticamente la evolución para probar su veracidad? ¿Debería animarse a los estudiantes a evaluar la evolución con una mente abierta y dejar que los méritos de la teoría hablen por si mismos? ¡Absolutamente no! Se debe evitar a cualquier precio el análisis crítico de la evolución. Alters explica: “¿Deberían los estudiantes analizar críticamente la evolución en maneras científicamente y pedagógicamente adecuadas? A causa de la gran posibilidad de objeciones religiosas del estudiante en contra del concepto de la evolución, y a causa de que las habilidades del pensamiento crítico del estudiante pueden mejorar en muchas otras áreas científicas, hacer que los estudiantes analicen la evolución es un grave consejo y es innecesario” (Alters, p. 110).
En el último capítulo de No en Nuestros Salones de Clase, Glenn Branch presentó ideas de cómo promover la evolución. En sus comentarios, mencionó algunas cosas que los promotores de la evolución deberían evitar. Declaró: “A menudo se reta a los que sostienen la educación evolucionista a entablar debates públicos formales sobre la legitimidad de la evolución y el creacionismo.... La experiencia sugiere que, en cuanto a lo que se refiere a defender la evolución, tales debates son contraproducentes: presuponen y validan la idea falsa que el creacionismo es un rival científicamente creíble para la evolución” (2006, p. 147, énfasis añadido).
Entonces, ¿qué debería tomar el lugar de los “debates contraproducentes” con creacionistas? Él presentó la siguiente sugerencia: “En vez de participar en debates con creacionistas, realice su propio evento educativo público.... Invite solamente a conferencistas que sostengan la evolución—el punto del evento es presentar, no debatir, los hechos; y además, los creacionistas tienen suficientes eventos por si mismos” (p. 147).
Allí lo tiene. La manera de promover la evolución es asegurarse que no tenga oposición. Muchos años atrás, el escritor del libro de Proverbios señaló: “Justo parece el primero que aboga por su causa; pero viene su adversario, y le descubre” (18:17, énfasis añadido). Los evolucionistas simplemente quieren asegurarse que no existan adversarios creacionistas molestosos para descubrirles. Los evolucionistas saben que si se les da a los estudiantes la oportunidad de observar la evolución con una mente abierta, estudiarla cuidadosamente y considerarla críticamente, la teoría colapsará por su propio peso insostenible. Después de todo, ¡parece que los científicos evolucionistas ateos realmente no son tan “objetivos” y de “mente abierta”!
Alters, Brian (2006), “Evolución en el Salón de Clase”, No en Nuestros Salones de Clase [“Evolution in the Classroom,” Not in Our Classrooms], ed. Eugenie Scott y Glenn Branch (Boston, MA: Beacon Press).
Branch, Glenn (2006), “Defendiendo la Enseñanza de la Evolución: Estrategias y Tácticas para Activistas”, No en Nuestros Salones de Clase [“Defending the Teaching of Evolution: Strategies and Tactics for Activists,” Not in Our Classrooms], eds. Eugenie Scott y Glenn Branch (Boston, MA: Beacon Press).
“Juez: Las Etiquetas sobre la Evolución son Inconstitucionales” [“Judge: Evolution Stickers Unconstitutional”] (2005), [En-línea], URL: http://www.cnn.com/2005/LAW/01/13/evolution.textbooks.ruling/index.html.
Mills, David (2006), Universo Ateo [Atheist Universe] (Berkeley, CA: Ulysses Press).
Scott, Eugenie y Glenn Branch, eds. (2006), No en Nuestros Salones de Clase [Not in Our Classrooms] (Boston, MA: Beacon Press).
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