jueves, 22 de abril de 2010

Dios, la Evolución y el Valor de la Vida Humana

Dios indicó claramente en el primer capítulo de la Biblia que Él creó la vida humana de manera diferente a cualquier otra vida en la Tierra. Después de crear la vida vegetal al tercer día y la vida animal al quinto y sexto día, Dios dijo:

Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Génesis 1:26-28).

Dios creó al hombre a Su imagen. Dio al hombre un alma inmortal (Génesis 35:18; Mateo 10:28). Dio al hombre un valor inherentemente mayor que a cualquier otra vida en la Tierra. Desde el mismo principio, Dios esperó que el hombre comiera plantas (Génesis 1:29) y, desde al menos el tiempo de Noé, Dios ha autorizado al hombre a comer animales (Génesis 9:2-3). En realidad, el hombre ha estado matando animales (para sacrificios, vestido, etc.) con la aprobación de Dios desde que el pecado entró al mundo (Génesis 4:4; Hebreos 11:4; Génesis 8:20; cf. Génesis 3:21). Sin embargo, el derramamiento de sangre humana es un asunto completamente diferente. ¿Por qué? Porque “a imagen de Dios es hecho el hombre” (Génesis 9:6).

Mientras que el enfoque cristiano se basa en el valor que Dios dio a la vida humana y la superioridad del hombre sobre el resto de la creación terrenal de Dios (vea Salmos 8:5-8), la evolución ateísta devalúa la vida humana a tal punto que el hombre no tiene más valor que los roedores, las cucarachas y los microbios. Por décadas, los estudiantes en las escuelas públicas de Norteamérica han leído libros de texto que devalúan la vida humana. En la introducción a la unidad sobre el reino animal en el libro de texto de biología de décimo grado de Holt, se le enseña a los estudiantes: “Tú eres un animal, y compartes una herencia con las lombrices...” (Johnson, 1994, p. 453). Un libro de texto de 1989 sobre Ciencia Terrestre que Harcourt, Brace y Jovanovich publicaron, alega que “los humanos probablemente evolucionaron de la bacteria que vivió más de 4 billones de años atrás” (p. 356). En 2006, el ecologista evolucionista, Dr. Eric Pianka, fue nombrado Científico Distinguido del Año en Texas. En su ceremonia de reconocimiento, Pianka condenó la “idea que la humanidad ocupa una posición privilegiada en el Universo...” y “enfatizó su punto al exclamar, ‘¡No somos mejores que la bacteria!’” (Mims, 2006). Recientemente, en un artículo de la revista New Scientist titulado, “Deberíamos Actuar Como los Animales que Somos”, el ambientalista David Suzuki declaró en una entrevista con Jo Merchant: “[D]ebemos reconocer que somos animales.... Nos gusta pensar de nosotros mismos como seres que están por encima de otras criaturas, pero el cuerpo humano evolucionó” (Marchant, 2008, 200[2678]:44).

En realidad, existe un contraste crudo entre el teísmo y la evolución ateísta. El teísmo dice que Dios creó al hombre de una manera especial; el evolucionismo dice que “compartimos una herencia común con las lombrices”. El teísmo dice que el hombre tiene un valor inherentemente mayor que los animales; el evolucionismo dice que “somos animales”. El teísmo dice que el hombre es superior a la bacteria; el evolucionismo dice que “¡No somos mejores que la bacteria!”. Pero si no somos mejores que los microorganismos o la Tierra en la que vivimos, ¿qué debería impedir que la humanidad decida reducir la población humana al 10% del número actual para “salvar a la madre Tierra” de la “superpoblación”? El Dr. Pianka sugirió tal idea durante su ceremonia de reconocimiento de 2006. [NOTA: “Su sugerencia favorita para eliminar el 90% de la población del mundo es el bombardeo aéreo de Ébola..., ya que es muy letal y mata en días en vez de años” (Mims, 2006)]. ¿Cómo pudiéramos justificar comer plantas y animales si nosotros no somos mejores que la bacteria? ¿Cómo pudiéramos justificar andar? Después de todo, pudiéramos pisar y matar a una lombriz o una bacteria. Si nos acostamos, pudiéramos matar a un pequeño insecto en la cama. Aún más, si continuamos respirando, pudiéramos inhalar y destruir a un microbio.

Lo cierto es que cuando la gente abraza la noción atea que declara que la vida humana y todas las formas de vida son iguales, la necedad prevalece. El caos reina el día. No obstante, el enfoque bíblico crea un orden racional adecuado para la existencia humana.

Por Eric Lyons, M.Min. Para: http://www.apologeticspress.org

REFERENCIAS

Ciencia Terrestre [Earth Science](1989), (Nueva York: Harcourt, Brace y Jovanovich).

Johnson, George B. (1994), Biología: La Visualización de la Vida [Biology: Visualizing Life] (Nueva York: Holt, Rinehart y Winston).

Marchant, Jo (2008), “Deberíamos Actuar Como los Animales que Somos” [“We Should Act Like the Animals We Are”], New Scientist, 200[2678]:44-45, 18-24 de octubre.

Mims, Forrest (2006), “Negocios con el Doctor Destino” [“Dealing with Doctor Doom”], The Citizen Scientist,[En-línea], URL: http://www.sas.org/tcs/weeklyIssues_2006/2006-04-07/feature1p/index.html.

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