¿Imágenes de Dios o monos desarrollados?
Por Jonathan Sarfati, Ph.D., F.M. Creation Ministries
Los humanos son muy diferentes de los animales, especialmente en su capacidad para usar el lenguaje y el razonamiento. En la página 83 del libro Teaching about Evolution and the Nature of Science (Enseñando sobre la evolución y la naturaleza de la ciencia) se destacan varias diferencias entre los humanos y los monos. Pero “Enseñando la Evolución” adoctrina a los lectores inculcándoles la idea de que los humanos han descendido de una simple célula a través de ancestros similares a los monos1. Los argumentos utilizados se basan en los supuestos hombres-mono y en las similitudes en el ADN. En este capítulo se analiza el registro fósil, y también la gran diferencia a nivel de contenido de la información genética entre los simios y los seres humanos.
Hombres-mono fosilizados
El fósil de hombre-mono más conocido es el extinto australopitecos (que significa ‘mono del sur’). En la página 20 del libro Enseñando la evolución se muestra una serie de cinco cráneos: Australopitecos afarensis (“Lucy”), A. africanus, Homo primitivo, H. erectus y H. sapiensA. africanus en una rama lateral que no conduce al hombre2. El Anatomista Charles Oxnard tras un detallado análisis de los diferentes huesos de A. africanus y concluyó que no caminaba erguido como los humanos y se diferencia de los seres humanos y los chimpancés más de lo que se diferencian humanos y chimpancés entre’sí3. Más recientemente, Oxnard ha hecho los siguientes comentarios acerca de los australopitecos, como ‘Lucy’: (hombre moderno). Sin embargo, muchos evolucionistas no están de acuerdo con esta perspectiva. Por ejemplo, Donald Johanson, el descubridor de “Lucy”, sitúa
Ahora se reconoce ampliamente que los australopitecos no son estructuralmente similares al hombre, que deben haber vivido al menos parcialmente en ambientes arbóreos, y que muchos de los especímenes más tardíos fueron contemporáneos [vivieron al mismo tiempo] o casi de los primeros miembros del género Homo4 Oxnard, que es evolucionista, es uno de varios expertos que creen que ninguno de los australopitecos pertenece a la línea humana.
Los humanos siempre han sido humanos
Marvin Lubenow, en su libro Bones of Contention, también muestra que los diversos supuestos hombres-mono no forman ninguna secuencia regular en las “etapas evolutivas”, sino que se solapan considerablemente. También señala que los distintos hallazgos son, o bien diferentes variedades de seres humanos reales (por ejemplo, los neandertales, Homo erectus) o no humanos como los australopitecos, entre los cuales se incluye probablemente al denominado Homo habilis. Hay varias líneas de evidencia para apoyar esta propuesta:
El análisis Mitocondrial5 del ADN de un esqueleto de Neandertal muestra que su secuencia difiere de los humanos modernos entre 22 y 36 lugares, mientras que las diferencias entre los seres humanos modernos son de 1 a 24 lugares6. A pesar de algunas afirmaciones, estadísticamente inválidas, de que esto hace que los neandertales sean una especie diferente, las diferencias están dentro del rango de los humanos modernos7. Además, el ADN se descompone rápidamente por la acción del el agua y el oxígeno, por lo que en condiciones favorables, el ADN puede durar un máximo de algunas decenas de miles de años8. Esto plantea serias dudas sobre la validez de los 100.000 años de “edad” que algunos científicos han asignado a este esqueleto.
El análisis con rayos X de los canales semicirculares de una serie de cráneos de hombres-mono muestra que los canales de Homo erectus son como los de los humanos modernos, lo que significa que caminaba erguido. Pero los del A. africanus y el A. robustus9. El ‘Homo habilis’ ha resultado ser mucho menos “bi-pedal”que los australopitecos. son como los de los grandes simios. Esto demuestra que no caminaban erguidos como los humanos, sino que probablemente vivían mayoritariamente en los árboles
El grosor de la bóveda de los cráneos de los Homo erectus coincide considerablemente con los cráneos del indiscutido Homo sapiens10.
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Los argumentos a favor del hombre-mono se basan a menudo en restos fragmentarios de especímenes que pueden dar lugar a diferentes interpretaciones, pero cuando se encuentran restos más completos se comprueba si son realmente especímenes humanos o no humanos (como el australopitecino); observándose que ni están en estado de transición ni son ‘mosaicos’. Los análisis de numerosas características demuestran que los H. ergaster, H. erectus, H. heidelbergensis, y H. neandethalensis fueron seguramente variaciones raciales del hombre moderno, mientras que H. rudolfensis y H. habilis solo fueron tipos de australopitecinos11.
¿Similitudes entre el hombre y el mono?
El libro Enseñando la evolución hace hincapié en las similitudes físicas y en especial entre el ADN de los humanos y el de otros organismos vivos, y alega que estas similitudes son evidencias de la evolución. Pero, como en casos anteriores esto no es una constatación directa, sino una interpretación de los datos.
Una interpretación lógica de estos mismos datos sería la existencia de un diseñador común. Un arquitecto suele utilizar los mismos materiales de construcción para edificios diferentes, y un fabricante de automóviles suele utilizar las mismas piezas en modelos distintos. Así que no debería sorprendernos que un Diseñador de la vida utilizara la misma bioquímica y las mismas estructuras en muchas criaturas diferentes. Por el contrario, si todos los organismos vivos fueran radicalmente diferentes, se podría pensar que hubo muchos diseñadores en lugar de uno.
Otra ventaja de poseer una base bioquímica común es que así podemos obtener el alimento de otros seres vivos. Nuestros sistemas digestivos pueden descomponer los alimentos en bloques primarios, que luego el organismo utiliza tanto como combustible como para elementos de construcción.
Dado que el ADN contiene la información necesaria para las estructuras y moléculas bioquímicas, cabría esperar que las criaturas más similares tuvieran el ADN más parecido. Los simios y los seres humanos son ambos mamíferos, tienen formas similares, por lo que tienen un ADN similar. Deberíamos esperar que los seres humanos tuvieran más similitudes con el ADN de otro mamífero como un cerdo que con un reptil como una serpiente de cascabel. Y eso es exactamente lo que sucede. Los seres humanos son muy diferentes de levadura pero tienen en común el mismo substrato bioquímico, por lo que cabría esperar que el ADN humano y el ADN de la levadura tuvieran’sólo ligeras similitudes.
Además, según la teoría de la evolución lo que se hereda son los genes, no las estructuras en’sí. Así que se podría esperar que las similitudes, si fueran el resultado de un antepasado común evolutivo, se hubieran producido por un programa genético común. Pero en muchos casos, vemos claramente que no es así. Por ejemplo, ranas y humanos tenemos cinco dedos pero el embrión humano desarrolla una placa ósea y después el material que hay entre los dedos se disuelve mientras que en las ranas, los dedos crecen hacia fuera a partir de yemas. Esto es una evidencia contundente en contra la hipótesis evolucionista que explica las similitudes en base a una “ascendencia común”.
Así que el esquema general de las similitudes no conduce inequívocamente a una explicación basada en un antepasado evolutivo común. Además, la explicación evolutiva se enfrenta a algunas anomalías desconcertantes, como las similitudes entre organismos que los evolucionistas creen que no tienen ningún parentesco cercano. Por ejemplo, la hemoglobina, una compleja molécula que transporta el oxígeno en la sangre y causa el color rojo de ésta, se encuentra en los vertebrados. Pero también se encuentra en algunos gusanos de tierra, en estrellas de mar, en crustáceos, en moluscos, e incluso en algunas bacterias. Tampoco tiene ninguna lógica afirmar que una molécula tan compleja como la hemoglobina evolucionó independientemente. Existe una proteína receptora de antígeno que tiene la misma estructura inusual de cadena única en camellos y en tiburones, pero esto no puede explicarse aludiendo a un ancestro común de los tiburones y los camellos12.
Frecuentemente se exageran las similitudes entre el ADN humano y el del mono. Las cifras no surgen de una comparación directa de las secuencias. Sino que el estudio original13, infiere un 97 % de similitud entre el ADN humano y el del chimpancé usando una’técnica bastante burda llamada hibridación de ADN. Usando esta’técnica, se combinan ciertas cadenas simples de ADN humano con el ADN de los chimpancés y otros simios. Pero el grado de hibridación se ve afectado por otros factores aparte de la similitud.
Incluso si aceptamos que el grado de hibridación se corresponde exactamente con el grado de similitud, hay dudas persistentes. Al analizar los datos estadísticamente14 se observa que los seres humanos y los chimpancés’sólo tienen una similitud del 96%. Sin embargo, con frecuencia se barajan cifras más altas; ¡la supuesta similitud crece cada vez que se habla de ella! De hecho el genoma del chimpancé es un 12% mayor que el genoma humano.
Un aspecto que a menudo se pasa por alto es la enorme diferencia entre los distintos tipos de criaturas. Todo ser vivo posee una cantidad de información enciclopédica, por lo tanto incluso un pequeño porcentaje de diferencia significa que para convertir un ser en otro se necesita una gran cantidad de información. Teniendo en cuenta que el ser humano tiene una cantidad de información equivalente a 1000 libros de 500 páginas, un 4 % de diferencia equivale a 40 libros grandes (eso incluso si asumimos que los datos de hibridación en realidad se corresponden con la similitud de secuencias de genes).
Es decir, se supone que las mutaciones aleatorias combinadas con la selección natural son capaces de generar la información equivalente a 12 millones de palabras dispuestas en una secuencia que tenga significado. Esta es imposible, incluso si aceptamos los 10 millones de años que proponen los evolucionistas. Los cálculos de genética de poblaciones muestran que los animales que poseen generaciones de alrededor de 20 años comparables al hombre, no pueden sustituir más de 1.700 mutaciones en ese periodo15.
¿Similitudes embrionarias?
Enseñando la evolución dice en la página 1:
Los organismos al crecer de huevos fertilizados a embriones, atraviesan muchas fases similares de desarrollo.
Enseñando la evolución no presenta dibujos de embriones. Sin embargo, muchos libros sobre la evolución incluyen dibujos en los que presuntamente se muestra que los embriones tienen un aspecto muy similar. Se basan en los diagramas de embriones creados por Ernst Haeckel en 1874, Haeckel fue defensor de Darwin en Alemania, y sus ideas evolucionistas fueron instrumentales en el posterior surgimiento del nazismo. Sin embargo, en 1997, un estudio detallado por Mike Richardson y su equipo16, con fotografías reales de un gran número de embriones diferentes, mostró que los embriones de diferentes tipos son muy diferentes.
Por lo tanto, la única forma que tenía Haeckel de dibujarlos tan parecidos era recurrir al engaño. Este estudio fue difundido ampliamente en las revistas científicas17 y en los medios de comunicación, por lo que un libro publicado en 1998 no tiene excusa para no ser consciente de que la idea de las enormes similitudes embrionarias es obsoleta y se basa en un fraude18.
Más recientemente, Richardson y su equipo confirmaron en una carta a la revista Science que aún creen en la evolución, y que las marcadas diferencias son compatibles con la evolución19. Pero esto contradice las predicciones darwinistas que aparecen en los libros de texto20 normales según las cuales el desarrollo de embriones transcurre por etapas similares tal y como los dibujos falsos de Haeckel ilustran. Si la teoría evolutiva predice tanto similitudes como diferencias, entonces realmente ¡no predice nada! Sobre la base de la carta de Richardson, los evolucionistas han afirmado que él cree realmente que Haeckel estaba “básicamente en lo cierto21”. Pero Richardson confirmó a la revista Science en una carta posterior:
El problema científico básico permanece inalterado: los dibujos de Haeckel de 1874 son esencialmente una falsificación. En apoyo de este punto de vista, yo observo que la más antigua de sus imágenes de “pez” está compuesta por retazos de diferentes animales, algunos de ellos míticos. No es irrazonable calificarlos como una “falsificación”. … Lamentablemente, son estos desacreditados dibujos de 1874 los que se utilizan en la actualidad en muchos libros de texto de biología británicos y estadounidenses22.”
La revista Creación23 ha publicado una detallada explicación de los fraudes de embriones de Haeckel.
Eva Mitocondrial
El libro Enseñando la evolución dice en la página 19:
Según evidencias recientes basadas en la secuenciación del ADN en una parte de la célula humana, llamada mitocondria, se ha propuesto que una población pequeña de humanos modernos evolucionó en África hace aproximadamente 150.000 años y se extendió por todo el mundo, sustituyendo a las poblaciones primitivas de Homo Sapiens.
Esta evidencia surge de la comparación del ADN mitocondrial. Este ADN se hereda’sólo a través de la línea materna. Las similitudes indican que todas las personas en el mundo son descendientes de una hembra humana única. Incluso los evolucionistas la han llamado “Eva Mitocondrial”.
Si bien esto es coherente con el relato bíblico, debemos señalar que no se trata de una prueba. Los evolucionistas afirman que “Eva mitocondrial” era una de las muchas mujeres vivientes. La línea mitocondrial de las otras mujeres se habría extinguido al llegar a una generación que hubiera estado compuesta exclusivamente por varones.
Los evolucionistas creían haber encontrado pruebas claras contra el relato bíblico, ya que “Eva mitocondrial”, supuestamente vivió hace 200.000 años. Sin embargo, las evidencias recientes muestran que el ADN mitocondrial muta mucho más rápido de lo que se pensaba al principio24. Si aplicamos esta nueva evidencia a la “Eva mitocondrial”, obtenemos que debería haber vivido hace’sólo 6,000-6,500 años25. Por supuesto, esto es perfectamente compatible con la edad que la Biblia otorga a la “madre de todos los vivientes» (Génesis 3:20)26 pero plantea un enigma a los que creen en una evolución que tuvo lugar a lo largo de inmensos periodos de tiempo.
Curiosamente, existe un fenómeno paralelo en el género masculino: la evidencia del cromosoma Y es consistente con el principio de que todas las personas descienden de un solo hombre27. Los datos también indican una fecha reciente para este “ Adán cromosoma Y”28
Conclusión
El libro Enseñando la evolución intenta inculcar a los estudiantes la creencia de que son animales evolucionados y que al fin y al cabo son, de hecho, nada más que materia reordenada por puro azar. Un escritor de la revista Scientific American hizo el siguiente comentario:
Sí, todos somos animales, descendientes de un largo linaje de replicadores surgidos de la escoria de un charco primitivo29.
¿A qué nos conduce esto? Veámoslo en este diálogo entre dos evolucionistas. Lanier es un científico informático; y Dawkins es un profesor en Oxford y un ferviente darwinista y ateo:
Jaron Lanier: “Hay un sector de la población que se siente incómodo con la evolución, porque ésta les lleva a lo que ellos perciben como un vacío moral, en el que sus mejores impulsos no tienen ninguna base en la naturaleza.”
Richard Dawkins: “Todo lo que puedo decir es que así es. Tenemos que hacer frente a la verdad.”30
Referencias y notas
- Enseñando la evolución hace grandes esfuerzos para ‘investigar la idea errónea de que los seres humanos evolucionaron de los simios", señalando que los evolucionistas creen que los seres humanos y los simios comparten un ancestro común (p. 57, 62, 83). Sin embargo, un destacado paleontólogo evolucionista ateo, G.G. Simpson, llamó a este tipo de pedantería "escurrir el bulto". Él escribió: «De hecho, cualquiera que viera a ese antepasado hoy lo llamaría mono o simio. Dado que mono y simio son’términos definidos por el uso popular, los antepasados del hombre fueron simios o monos (o ambos sucesivamente ). Es pusilánime [mezquino] si no deshonesto que un investigador conocedor del tema diga lo contrario. El mundo al que Darwin nos ha llevado, Science 131:966-969, citado en WR Bird, The Origin of Species: Revisited, vol. 1, (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1991), p. 233.
- D. Johanson y TD White, Science 203:321, 1979, 207:1104, 1980.
- CE Oxnard, Nature 258:389–395, 1975.
- CE Oxnard, The Order of Man (New Haven: Yale University Press, 1984).
- Las mitocondrias son estructuras dentro de las células que ayudan a producir energía. Las mitocondrias poseen sus propios genes que se transmiten por línea materna produciéndose mutaciones ocasionalmente.
- Un grupo dirigido por Svante Pääbo analizó una secuencia de 379 unidades (cf. un total de 16.500 pares de bases en el ADN mitocondrial humano) de un hueso superior del brazo de un esqueleto de Neandertal de supuestamente 30.000–100.000 años de edad. M. Krings, A. Stone, RW Schmitz, H. Krainitzki, M. Stoneking, y S. Pääbo, Neandertal DNA Sequences and the Origin of Modern Humans, Cell 90:19–30, 1997.
- M. Lubenow, La Recuperación de ADN mitocondrial de Neandertal: Una evaluación, Journal of Creation 12(1):87–97, de 1998.
- T. Lindahl, Inestabilidad y desintegración de la estructura primaria del ADN, Nature 362(6422):709–715, 1993. Pääbo mismo ha observado que los fragmentos de ADN de desintegran pocas horas después de la muerte en las cadenas de 100–200 unidades de longitud, las cuales se descompondrían en 50.000 años por la simple acción del agua, y que la radiación de fondo finalmente eliminaría por completo la información del ADN, incluso en ausencia de agua y oxígeno, Ancient DNA , Scientific American 269(5):60–66, 1993.
- F. Spoor, B. Wood, y F. Zonneveld, Implications of Early Hominid Morphology for Evolution of Human Bipedal Locomotion, Nature 369(6482) :645–648, 1994.
- J. Woodmorappe, ‘¿Cuál es la diferencia entre el grosor de la bóveda de los cráneos del Homo erectus y el hombre moderno?’ Journal of Creation 14(1):10–13, 2000.
- B. Wood and M. Collard, ‘El género humano, Science 284(5411):65–71, 1999; J. Woodmorappe, ‘Las no-trnsformaciones en la "evolución humana" —en’términos evolutionistas’, Journal of Creation 13(2):10–13, 1999.
- Proceedings of the National Academy of Science 95:11, 804, citado en New Scientist 160(2154):23, 3 de Octubre de 1998.
- Sibley, CG y JE Ahlquist, DNA Hybridization Evidence of Hominoid Phylogeny: Results from an Expanded Data Set, Journal of Molecular Evolution 26:99–121, 1987.
- D. Batten, Similitud del ADN entre Humanos y Chimpancés: ¿Prueba de Relación Evolutiva? Creation 19(1):21–22, Diciembre 1996–Febrero 1997. Este artículo tiene mucha información importante sobre este asunto.
- Tratado brevemente en el capítulo 5, para más detalles, véase WJ ReMine, El Mensaje Biótico (St. Paul, MN: St. Paul Ciencias, 1993), capítulo 8.
- MK Richardson et al. There Is No Highly Conserved Embryonic Stage in the Vertebrates: Implications for Current Theories of Evolution and Development, Anatomy and Embryology 196(2):91–106, 1997.
- E. Pennisi, Los Embriones de Haeckel: Fraude redescubierto, Science 277(5331):1435, 5 de Septiembre de 1997; El fraude embriónico continúa, New Scientist 155(2098): 23, 6 de Septiembre de 1997.
- También existe una idea relacionada recapitulación embrionaria, o "la ontogenia recapitula la filogenia", según la cual los embriones supuestament tatraviesan fases de desarrollo que representan su pasado evolutivo Esta idea fue completamente descartada hace décadas, y ningún evolucionista que conozca el tema la utiliza como "prueba". En concreto, no se forman "branquias" en los embriones de los mamíferos, lo que se forman son unas estructuras llamadas arcos faringiales, las cuales no tienen relación alguna con la respiración. Esta idea se basa en otros dibujos fraudulentos de embriones creados por Haeckel.
- MK Richardson et al., Haeckel, los embriones, y la evolución, carta a Science 280(5366):983–986, 15 de Mayo de 1998.
- B. Alberts et al., Biología molecular de la célula, (New York: Garland, 1994), p. 32–33.
- Por ejemplo, el pomposamente llamado Centro Nacional para la Enseñanza de la Ciencia, la organización líder de los EE.UU. dedicada exclusivamente a la promoción de la evolución, NCSE-Reports 17(6):14, Noviembre / Diciembre de 1997.
- MK Richardson, Los Embriones de Haeckel, continuación, carta a Science 281(5381):1289, 28 de Agosto de 1998.
- R. Grigg, El Fraude Redescubierto, Creation 20(2):49–51, 1998, véase también R. Grigg, Ernst Haeckel: Evangelista de la evolución y apóstol del engaño, Creation 18(2):33–36, de 1996, que presenta documentos de otros conocidos fraudes de Haeckel.
- TJ Parsons et al., A High Observed Substitution Rate in the Human Mitochondrial DNA Control Region, Nature Genetics 15:363–368, 1997.
- Loewe L. y S. Scherer, Eva mitocondrial: The Plot Thickens, Trends in Ecology and Evolution 12(11):422–423, 1997, A. Gibbons, Calibración del reloj mitocondrial, Science 279(5347):28–29, 1998.
- C. Wieland, La fecha de "Eva" se acorta, Journal of Creation 12(1):1–3, 1998.
- Dorit RL, Hiroshi Akashi, y W. Gilbert, Absence of Polymorphism at the ZFY Locus on the Human Y-Chromosome, Science 268(5214):1183–85, el 26 de Mayo de 1995; perspectiva en la misma edición de S. Pääbo, El cromosoma-Y y el origen de todos nosotros (los hombres), p. 1141–1142.
- DJ Batten, Y-Chromosome Adam? Journal of Creation 9(2):139–140, 1995.
- J. Horgan, los nuevos darwinistas sociales, Scientific American 273(4):150–157, Octubre de 1995, cita en p. 151.
- Evolution: The Dissent of Darwin, Psychology Today, Enero/Febrero de 1997, p. 62.
- Las fotos de embriones utilizados en este artículo fueron cortesmente facilitadas por el Dr. Michael K. Richardson. Se publicaron originalmente en MK Richardson et al., Nota 15, © Springer-Verlag GmbH & Co., Tiergartenstraße, 69121 Heidelberg, Alemania. Reproducido aquí con permiso.
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