Anáisis y reflexión sobre la primera célula artificial
MSNBC: «¡Está vivo!» Un ADN artificial controla vida».
El diario Sun, del Reino Unido, decía: «Un científico “Frankenstein” crea vida».
BBC: «Científicos anuncian el hito de la “vida artificial” »
Comcast News: «Un paso hacia la vida artificial: Un ADN de fabricación humana activa una célula»
Vanity Fair: «La humanidad crea el primer genoma sintético, oficialmente reemplaza a Dios»
El diario Daily Mail, del Reino Unido: «Científicos acusados de jugar a Dios después de crear vida artificial, fabricando un microbio de diseño a partir de cero. Pero, ¿podría aniquilar a la humanidad?»
En España, La Vanguardia lo anunciaba el 20 de mayo con este titular: «Crean la primera célula controlada por un genoma artificial.» Bajo este encabezamiento, el reportaje comenzaba así: «Científicos estadounidenses anunciaron que han creado por primera vez una célula controlada por un genoma sintético. En un informe divulgado por la revista Science, los investigadores del Instituto Craig Venter señalan que esperan usar el método para estudiar la maquinaria biológica y crear bacterias diseñadas para resolver problemas ambientales y de energía.»
El lector que conozca inglés puede acceder al informe de Elizabeth Pennisi en Science.
La introducción de un nuevo programa de aplicación en todo un conjunto de ordenador + sistema operativo no significa la creación de todo el sistema informático desde cero. Significa simplemente la programación de la máquina para unas tareas determinadas, programación que debe realizarse de forma ajustada a los condicionantes impuestos por la arquitectura de la máquina y por el sistema operativo. En suma, el nuevo programa debe ser compatible con todo el conjunto del sistema ya existente. Imagen: Superordenador Columbia, en el Centro de Investigación Ames, de la NASA.
¿Qué es lo que se ha realizado?
En realidad, los medios de comunicación están dando una noticia de una manipulación genética en una célula. Una manipulación que aprovecha el profundo conocimiento adquirido por este y otros equipos de investigación en toda la empresa del estudio de los genomas de distintas formas de vida, y de sus maquinarias de lectura, transcripción y traducción de los códigos de que son portadores los genomas (véase, por ejemplo, Descubrimiento del segundo código genético, en una entrada reciente de este blog, y seguir también la etiqueta genómica).
En palabras de la comunicación hecha por el equipo de investigación:
«El equipo investigador introdujo fragmentos sintetizados químicamente del ADN del M. mycoides en una levadura que ensambló el genoma de la bacteria. Luego transplantaron el genoma del M. mycoides al Mycoplasma capricolum y “reiniciaron” para crear una nueva versión sintética del M. mycoides» (de la hoja de datos).
Así, transformaron el Mycoplasma capricolum en Microplasma mycoides. Además, para reconocer esta bacteria como artificial, introdujeron secuencias en el genoma con cadenas de bases codificando direcciones de correo electrónico, nombres de personas involucradas en el proyecto, y otras marcas. Dicen ellos: «No consideramos que esto sea “crear vida desde cero”, sino más bien que estamos creando nueva vida a partir de una vida ya existente usando ADN sintético para reprogramar las células para formar nuevas células que son especificadas por el ADN sintético» (del FAQ).
En la anterior mención de ADN sintético, por «sintético» debemos comprender que se han combinado componentes de la vida ya existentes en formas que no se conocían antes. Esto es realmente evidencia de que la inteligencia puede conseguir verdaderas hazañas, aunque a niveles muy limitados.
Programación compatible con el hardware y el sistema operativo preexistentes
Debemos recordar que el ADN es sencillamente un soporte material que expresa el genoma, y que el genoma es un conjunto de programas de aplicación para un organismo. La información digital contenida en el genoma es leída por todo el conjunto de sofisticadas máquinas moleculares celulares que comportan todo un sistema de transcripción, traducción y aplicación de dicha información. Efectivamente, por todo un sistema de computadoras en interacción que corren bajo múltiples sistemas operativos en interacción. En la célula en la que se llevó a cabo la sustitución del genoma, los sistemas operativos y los miles de computadoras interactivas se mantuvieron sin alteración. Para dar una ilustración y poner esto en perspectiva, escribir un programa para ejecutar un juego nuevo en un sistema informático ya existente no es crear un sistema «a partir de cero». Sería algo como introducir una llave USB conteniendo un programa para que sea ejecutado por la máquina con toda su arquitectura de hardware a través del software del sistema operativo ya existente. Y este programa introducido mediante la llave USB debe ser enteramente compatible con la arquitectura de la máquina y con el sistema operativo.
En todo este desarrollo del nuevo genoma sólo se sustituyó el conjunto de los programas de aplicación, con cada uno de los miles de programas individuales poseedores de las instrucciones y de la información codificada que la maquinaria existente (el hardware) de la computadora y el software del sistema operativo de la vida pueden leer e interpretar. Esta información se usa para llevar a cabo las tareas de la vida, como la replicación y la construcción de proteínas. El hecho de que unos inteligentes ingenieros de software pudieran aplicar sus algoritmos prescriptivos y su información codificada de una manera que permitiese que la maquinaria de la vida ya existente pudiera procesar esta información dice mucho del ingenio y de la capacidad de los científicos involucrados. En realidad, no se trata tanto de que se haya «fabricado una forma de vida artificial», sino que se han impuesto una serie de nuevas funciones mediante programación a una forma de vida preexistente, que ahora ejecuta unas secuencias diferentes de instrucciones. Y ello mediante un genoma artificial que hubiera sido totalmente inútil sin la vida ya presente para procesar la información contenida en el mismo.
Bioquímica, no química
Sin embargo, hay un problema en algo de la fraseología usada, como las palabras de «síntesis química», lo que comunica al público la idea de que se trabajó con métodos meramente químicos y con unos materiales de partida puramente inorgánicos (en contraste con «síntesis bioquímica»). Aunque es cierto que los componentes utilizados no estaban vivos (porque cada uno de ellos era sólo un componente necesario de la vida), en realidad TODOS los componentes fueron producidos por organismos vivos, usando principios de ingeniería genética. Además, la síntesis misma sólo pudo realizarse en organismos vivos, porque, como dicen los investigadores, «nuestros resultados indicaban que estos productos no pueden mantenerse de forma estable en la E. coli, de modo que el ADN recombinado se tuvo que extraer de levadura». Esto no es química orgánica, sino bioquímica. Otra observación en tono menor (otros autores también caen en este error), es que dicen que: «las células con sólo el genoma sintético son autorreplicantes y capaces de crecimiento logarítmico». Naturalmente, querían decir crecimiento «exponencial».
Es importante ver que si bien se ha ensamblado «artificialmente» un genoma, esto se ha tenido que realizar en el seno de sistemas vivos, e imitando el original. Y que este ADN es una secuencia de códigos. Y que leste código, modificado artificialmente con nuevos algoritmos, ha sido introducido en un organismo, sustituyendo al original para lograr al final su expresión en dicho organismo, que lo lee, y ejecuta las instrucciones impuestas por los científicos diseñadores de los nuevos códigos. No han creado una nueva forma de vida: han introducido una nueva codificación, que ellos han ensamblado, en un microorganismo ya existente. Pero su lectura y ejecución tiene lugar en dicho microorganismo preexistente con todos sus recursos de maquinaria molecular para usar este código. Y este microorganismo ejecuta las nuevas instrucciones al modo que un ordenador con todo su código operativo puede ejecutar una nueva aplicación.
El origen de la información — diseño inteligente
Pasemos a observar unas importantes aspectos y consecuencias de esta investigación. El nuevo genoma fue diseñado usando computadoras «a partir de información de secuencias genómicas digitalizadas». Esto confirma la naturaleza digital cibernética de la vida. La complejidad y la especificidad de la información en el seno de la vida queda resaltada en sus mismas palabras:
«... obtener un genoma exento de errores que se pudiese transplantar a una célula receptora para crear una nueva célula controlada sólo por el genoma sintético fue cosa complicada y exigió muchas etapas de control de calidad. Nuestro éxito quedó frustrado por muchas semanas por la deleción de un solo par de bases en el gen esencial dnaA. Una base equivocada de entre un millón en un gen esencial causó la inactividad del genoma.»
La gran pregunta es: ¿Cómo pudo la «naturaleza» llegar a conseguir tal grado de especificidad a ciegas, sin una dirección inteligente?
Por ello, los medios no dicen la verdad cuando presentan esto como la creación de nuevas formas de vida. Lo que han hecho ha sido usar unas formas de vida (microorganismos) ya existentes para que lean unas instrucciones de las que el ADN sintético es portador, unas instrucciones impuestas por seres inteligentes que han imitado el sistema creado por Dios. ... Pero ensamblar un nuevo organismo es algo muy distinto. Pero tanto para programar un código como para el diseño de todo el conjunto de maquinaria y sistema operativo se precisa de inteligencia.
Johannes Kepler, Harmonices Mundi, Libro V
Sin la Primera Inteligencia, y sin la Primera Palabra Creadora, no habría estos seres que se esfuerzan en comprender y en pensar los pensamientos de Dios después de Él.
Resumiendo: Es como si un ingeniero de sistemas que ha aprendido el lenguaje de codificación de programas de ordenador escribe un programa de aplicación. Lo introduce en el ordenador, y el ordenador lo ejecuta. Pero el ordenador ya estaba hecho. Y el sistema operativo ya existía. Lo único nuevo es un programa de aplicación de alguien que experto en codificar y que quiere conseguir unas funciones determinadas, para lo que programa los algoritmos correspondientes para aquel ordenador y sistema operativo. Esto no es crear un ordenador ni el sistema operativo, ambas cosas necesarias para la ejecución del programa.
Y, desde luego, usar estos avances biotecnológicos para aducir que esto demuestra que la vida se originó sin la acción de un Creador carece de toda lógica. El inmenso esfuerzo de investigación y conocimiento, el acopio de información, y el uso de sofisticadas técnicas de laboratorio para seleccionar, controlar, regular y dirigir las síntesis, los ensamblajes en las condiciones críticas para llegar a un resultado esperado hablan de un diseño inteligente; un diseño inteligente con todo un programa de trabajo humano ha resultado en dotar de una secuencia de instrucciones a un microorganismo, codificadas sobre un soporte de ADN. Y todo el prodigioso conjunto de estos organismos con toda su pasmosa complejidad de sistemas de procesado y aplicación de la información codificada en el ADN, por no hablar de la codificación de todos los genomas existentes sobre la tierra, también habla, ineludiblemente, del poder y de la sabiduría del Creador.
Aquí viene a propósito una vieja historia, que ilustra la subordinación humana a Dios:
Un día se reunió un grupo de científicos, y tomaron la decisión de que el hombre había progresado mucho, y que no había ya más necesidad de Dios. De modo que escogieron a uno de ellos para que fuese y le dijese que ya no querían saber nada de Él.
Este científico llegó ante Dios, y le dijo: «Dios, hemos decidido que ya no te necesitamos más. Hemos llegado al punto en que podemos clonar a personas, transplantar órganos y manipular la vida como queremos mediante ingeniería genética. Y ahora la ciencia ha encontrado la forma de crear vida a partir de materias primas. En otras palabras, podemos hacer lo que Tú hiciste al principio.»
«¿De veras? ¿Me puedes enseñar como lo haces?», le dijo Dios con paciencia y bondad.
Y el científico se inclinó sobre el suelo y empezó a moldear el barro.
Dios lo miró y le dijo: «¡No, no, no! Esto no vale. ¡Hazte tu propio barro!»
Redacción: Santiago Escuain — © SEDIN 2010 - www.sedin.org
Usado con permiso de Santiago Escuain para www.culturacristiana.org
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