Tu fe cristiana y tus modales



Sugel Michelén
Es preocupante ver que algunos que profesan ser creyentes no dan mucha importancia a sus modales. Parecen pensar que no tienen de qué preocupar por la forma cómo interactúan con los demás, siempre que no violen ningún mandamiento explícito de las Escrituras.

Pero Pablo dice en 1Cor. 13:5 que “el amor no hace nada indebido”. O como traduce la Biblia de las Américas: “El amor no se porta indecorosamente”. Para poder comprender lo que esta frase significa y las ideas que encierra, debemos considerar la etimología de la palabra que Pablo usa aquí en el original: aschemonei. Se trata de una forma verbal compuesta, por un lado del sustantivo schema, de donde viene nuestra palabra en español “esquema”, antecedida por el prefijo “a”: a-schema. Al igual que en español , en el gr. se usa el prefijo “a” para transmitir una idea negativa.

Por ejemplo, si yo digo de alguien que es una persona moral, estoy diciendo que el individuo se comporta bajo ciertos cánones y normas moralmente aceptables. Su vida refleja sensibilidad a los patrones morales. Pero si digo, en cambio, de otra persona que es amoral, lo que significa es que tal individuo no posee esa sensibilidad moral. O si digo que alguien está padeciendo de una enfermedad asintomática, ¿qué queremos decir con esto? Que el individuo está enfermo, pero que no manifiesta ningún síntoma que revela su enfermedad.

De manera que lo que Pablo está diciendo aquí es que el amor no es indiferente a, ni actúa en contra de, cierto esquema de conducta, cierto estándar moral, cierta estructura de comportamiento que es social y moralmente aceptable.

El amor nunca moverá a un hombre, o a una mujer, o a un joven, o a un niño, a desafiar las normas morales y sociales, o a ser indiferente hacia ellas. Otra versión castellana traduce el texto de esta manera: “El amor no es descortés”. La New King James lo traduce: “El amor no se comporta con rudeza”. Una versión parafraseada de las Escrituras lo pone en un lenguaje positivo: “El amor tiene buenas maneras”. La dificultad para traducir esta palabra es que posee un amplio espectro de significados.

Señala todo aquello que es impropio, indecoroso, que no encaja, indecente, indelicado, de mal gusto, vergonzoso, bajo, que no es propio de un hombre o que no es propio de una dama (dependiendo el caso), algo reprochable, que acarrea una mala reputación, que no es digno, que no es noble, monstruoso, crudo, rudo, vulgar, desagradable, ofensivo, que está fuera de sitio.

Todas esas ideas se encuentran encerradas en esta palabra griega. Cuando Pablo dice aquí que el amor no se comporta en una forma contraria al esquema de las cosas, ha sido movido por el Espíritu de Dios ha escoger una palabra, que como dice el comentarista León Morris se trata de un término general que posee una amplia gama de significados.

El amor que la fe y el evangelio promueven ejerce una influencia tal en el corazón del creyente que no lo moverá nunca a actuar en una forma impropia o indecorosa. Nunca lo moverá a pasar por alto o a desafiar abiertamente los estándares morales, o las reglas de decoro social y de decencia.

El comentarista Richard Lenski dice lo siguiente al respecto: “Cuando el orgullo infla el corazón, el porte y la conducta impropia le siguen naturalmente. La falta de tacto lo lleva a olvidar su propio lugar y a fallar en dar a otros el debido respeto, honor o consideración”.

Es de eso que nos libra el amor, de ese tipo de comportamiento que emana de un corazón orgulloso y soberbio, que está tan centrado en sí mismo que no piensa en los demás, porque el amor es humilde.

He aquí, hermanos, el significado de nuestro texto. Un hombre o una mujer, llenos del Espíritu Santo, tomarán en cuenta aquellas normas, aquella estructura de comportamiento, que es moral y socialmente aceptable, aquel patrón de vida que es conforme a la decencia y al decoro.

El amor es la primera manifestación del fruto del Espíritu, de acuerdo a la enseñanza de Pablo en Gal. 5:22-23, y este amor no hace nada indebido, no nos saca del esquema, nunca nos moverá a estar fuera de lugar o a actuar en una forma impropia, indecorosa o indecente.

© Por Sugel Michelén

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