martes, 30 de agosto de 2011

Cada vez se desbarata mas el supuesto parentesco genético del humano con el chimpance


Un abrumador «23% de nuestro genoma» contradice la filogenia estándar simio-humana

3 junio 2011 — Recientemente analizamos unos diferentes estudios genéticos sobre relaciones entre primates que resultaban en árboles evolutivos contradictorios. Como se exponía, un reciente estudio encontró datos que entraban en conflictos con el árbol estándar de la filogenia de los primates, que comunicaba que «para un ~0.8% de nuestro genoma, los humanos están más estrechamente relacionados con los orangutanes que con los chimpancés». Luego dábamos el siguiente comentario:
El 0,8% de nuestro genoma puede que no parezca mucho, pero esto equivale a más de 20 millones de pares de bases. Esto significa que hay más de 500 veces más información genética cruda que la que se empleó en el artículo de la revista PLoS Genetics (para la pretendida creación de un «robusto nuevo árbol filogenético») que aparece apuntando en la dirección filogenética contraria.

La construcción de árboles evolutivos mediante la comparación de secuencias del genoma constituye para los evolucionistas un frustrante ejercicio de contradicciones, en absoluto una prueba de descendencia común.

Desde aquel entonces, me indicaron otro artículo que expone quetodavía muchísimos más datos genéticos contradicen la filogenia estándar de humanos y simios. Un artículo publicado en 2007 en la revista Molecular Biology and Evolution dice:
En alrededor de un 23% de nuestro genoma no compartimos ningún linaje genético inmediato con nuestro pariente viviente más cercano, el chimpancé. Esto incluye genes y exones en la misma proporción que las regiones intergénicas. Concluimos que alrededor de 1/3 de nuestros genes comenzaron a evolucionar como linajes específicos humanos antes que tuviera lugar la diferenciación de los humanos, chimpancés y gorilas.
(Ingo Ebersberger, Petra Galgoczy, Stefan Taudien, Simone Taenzer, Matthias Platzer, y Arndt von Haeseler, «Mapping Human Genetic Ancestry», Molecular Biology and Evolution, Vol. 24(10):2266-2276 [2007].)
El artículo pasa a decir que «el genoma humano es un mosaico con respecto a su historia evolutiva». Lo que estas palabras significan es que algunas partes del genoma narran una historia evolutiva mientras que otras cuentan una historia diferente, contradictoria. Nuestro genoma no pinta una imagen coherente de una descendencia común. El artículo prosigue diciendo:
Sin embargo, con el aumento tanto de los datos como del número de estudios, lo esencial del asunto sale a la luz. Con independencia del tipo de datos filogenéticamente informativos que se escojan para su análisis, la historia evolutiva de los humanos se reconstruye de manera diferente con diferentes conjuntos de datos. (Se omiten las citas internas.)
Esto puede parecer bien contrario a la descendencia común. Pero, claro, el propósito del artículo que aquí reseñamos no es poner en cuestión la descendencia común, sino salvarla mediante explicacionesad hoc de estos datos contrarios. El artículo procede a desvirtuar los datos contradictorios como sigue:
Para comprender por qué las regiones en el genoma humano pueden diferir respecto de su historia evolutiva, se debe reconocer que los linajes genéticos representados por secuencias del ADN en las especies actuales se remontan a variantes alélicas en las especies ancestrales compartidas. Y aquí, estas variantes persisten hasta que se reúnen en su antecesor común más reciente (MRCA). Pero algunos linajes genéticos no coalescen en el progenitor compartido exclusivamente por humanos y chimpancés. Entran, junto con el linaje que desciende del gorila, en la población ancestral de todas las tres especies, donde cualquiera 2 de los 3 linajes pueden unirse los primeros. Así, en dos tercios de los casos, resulta una genealogía en la que humanos y chimpancés no son los parientes genéticos más cercanos. Las genealogías correspondientes son incongruentes con el árbol de las especies. De acuerdo con los datos experimentales, esto implica que no existe una historia evolutiva singular del genoma humano. Más bien, parece una colcha de retazos de regiones individuales que siguen su propia genealogía. (Se omiten las citas internas.)
Así, cuando un gen señala en la dirección evolutiva opuesta, los evolucionistas sencillamente suponen (¡muy cómodamente!) que el alelo en cuestión no quedó fijado en la población de nuestros antecesores al mismo tiempo que la mayor parte del resto del genoma. De este modo se añade aún otro epiciclo ad hoc en un intento de racionalizar por qué un desmesurado «23% de nuestro genoma» no sitúa a los humanos como más estrechamente relacionados con los chimpancés, en contradicción al árbol evolutivo estándar.
Y es que la declaración de que «el genoma humano es un mosaico con respecto a su historia evolutiva» es sencillamente una manera aséptica de decir que «gigantescas porciones de nuestro genoma narran unas historias contradictorias acerca de una pretendida descendencia a partir de los simios».

Fuente: Evolution NewsStudy Reports a Whopping "23% of Our Genome" Contradicts Standard Human-Ape Evolutionary Phylogeny 3/06/2011
Redacción: Casey Luskin © - www.evolutionnews.org usado con permiso del traductor para: www.culturacristiana.org

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