martes, 6 de septiembre de 2011

¿Están dispuestos los biólogos a verificar la evolución?

Fazale Rana

Los hechos y la teoría de la evolución


Uno no necesita ser científico para saber que hay una gran diferencia entre la física y la biología. Pero probablemente sí necesite serlo para estar familiarizado con una distinción sutil pero crítica entre ambas disciplinas.


Los físicos son muy rápidos para cuestionar ciertas teorías y supuestos de la física moderna. Sin embargo, los biólogos no están dispuestos a hacer lo propio.


Según Jeff Zweerink describió ayer en su razón para creer del día, los físicos verificaron recientemente una de los supuestos fundamentales de la relatividad general, el principio de covariancia de Lorentz. Aun cuando la relatividad general es considerada por muchos como uno de los principios mejor establecidos de toda la ciencia, a los físicos parece encantarles cualquier oportunidad para demostrar que es erróneo.


Esta situación está en marcado contraste con la forma que interactúan los biólogos con la teoría de la evolución. Se resisten acérrimamente a siquiera considerar la posibilidad de que este paradigma para el origen y la historia de la vida pudiera estar de alguna manera infundada.


Los biólogos evolucionistas, a fin de evitar toda evaluación crítica de la validez de la evolución biológica, se esconden detrás de afirmación atribuida al famoso genetista Theodosius Dobzhansky:


Nada en la biología tiene sentido excepto a la luz de la evolución.


Y, sin embargo, uno podría sostener que nada en la física tiene sentido excepto a la luz de la relatividad general (y la mecánica cuántica). De alguna forma, esto no impide que los físicos busquen despiadadamente formas de falsar una de las ideas fundamentales de su disciplina.


Con toda seguridad, los biólogos evolucionistas cuestionarían toda caracterización que insinúe que son renuentes a verificar la evolución biológica. Sostienen que la teoría de la evolución está siendo sometida a una evaluación crítica continua.


La evaluación es tanto una teoría como un hecho


En su libro, The Triumph of Evolution and the Failure of Creationism, el paleontólogo Niles Eldredge representa a la mayoría de los biólogos evolucionistas cuando afirma que

La expresión común “teoría evolucionista” en realidad se refiere a dos conjuntos de ideas bastante diferentes: (1) la idea de que todos los organismos que viven sobre la faz de la Tierra en este momento descendieron de un ancestro común y (2) ideas acerca de cómo el proceso evolucionista funciona. A los creacionistas les encanta comentar acerca de esta distinción bastante marcada y sencilla entre la idea de que (1) la vida ha evolucionado y los conjuntos de ideas sobre (2) cómo el proceso evolucionista realmente funciona (página 24).


En otras palabras, Eldredge y otros biólogos evolucionistas sostienen que la evolución es a la vez un hecho y una teoría. Que ocurrió es el hecho. Cómo ocurrió es la teoría. Los biólogos debaten activamente y evalúan críticamente el mecanismo de la evolución, pero insisten que este debate no debe ser interpretado como una indicación de que el hecho de la evolución tiene un fundamento incierto. No ven ninguna razón para verificar que la evolución haya ocurrido.


En general, los biólogos evolucionistas apuntan a dos líneas de evidencia principales para apoyar la condición de hecho de la evolución. La primera son los rasgos anatómicos compartidos que poseen los organismos. Los biólogos usan estas características comunes para agrupar a los organismos en racimos o jerarquías anidadas. Los evolucionistas toman este patrón como una indicación de que la vida descendió con modificación de un ancestro común. En otras palabras, lo toman para indicar que la vida ha evolucionado. La segunda línea de evidencia es el registro fósil, que muestra que existieron diferentes formas de vida en la Tierra en diferentes tiempos de la historia y revela una progresión desde organismos sencillos a complejos.


Pero, ¿acaso esta evidencia hace que la evolución sea necesariamente forzosa? Dista mucho de la certeza cuantitativa que tienen los físicos acerca de la relatividad general.


Los racimos anidados podrían reflejar fácilmente la obra de un Creador que escogió emplear un plano común y reutilizar muchos de los mismos elementos de diseño. En consecuencia, el ancestro común de la evolución es reemplazado por un arquetipo que existe en la mente de Dios. En cuanto al registro fósil, otra vez encontramos una explicación fácil. Según lo que indican los relatos de creación de Génesis 1 y Salmos 104, el Creador transformó el planeta y trajo a la existencia la vida de una forma progresiva y con un propósito. Esta progresión incluye la creación de diferentes formas de vida en diferentes períodos de la historia de la Tierra. Por lo tanto, las características del registro fósil tienen su explicación.


Si otros modelos pueden dar cuenta lógicamente de los datos del registro fósil y los patrones observados entre los organismos vivos, entonces ¿por qué un segmento de la comunidad científica considera que la evolución ocurrió como un hecho y no como una teoría? Philip Johnson, uno de los fundadores del Movimiento de Diseño Inteligente, sostiene que la empresa científica contemporánea está entrelazada inseparablemente con una postura filosófica llamada naturalismo. Según este sistema de pensamiento, la realidad consiste exclusivamente del universo físico y material. Nada existe más allá del universo. En otras palabras, el naturalismo rechaza la posibilidad de lo sobrenatural y los milagros. Esto significa que la ciencia, en el marco naturalista, debe explicar el universo y todos los fenómenos dentro de él exclusivamente mediante causas y efectos en procesos naturales.


Si la ciencia queda embretada dentro del paradigma naturalista, entonces el registro fósil, que muestra diferentes formas de vida en diferentes períodos y una progresión de organismos de lo sencillo a lo complejo, debe significar que la vida se transformó de una forma a otra exclusivamente a través de medios naturales. Significa que la evolución es un hecho. Los supuestos filosóficos de la ciencia contemporánea fuerzan el hecho de la evolución, no la evidencia disponible, necesariamente. La evolución por procesos naturales debe ser un hecho dado que la filosofía del naturalismo, por definición, no permite explicaciones sobrenaturales. No se permite ninguna otra opción filosóficamente. La evolución es un hecho sólo si uno abraza el naturalismo.


Otras posturas filosóficas y teológicas permiten el hecho de la evolución pero también mantienen abierta la posibilidad de que explicaciones sobrenaturales puedan dar cuenta de características de la vida y aspectos de su historia natural. Para que los biólogos establezcan la evolución como un hecho dentro de este contexto más amplio, la teoría deberá soportar los rigores de la verificación científica. Dentro de un marco que permite la causación sobrenatural, que la evolución haya ocurrido, como toda idea científica, es provisorio y debe ser evaluado constantemente con cada nuevo descubrimiento y en yuxtaposición con teorías alternativas.


Un enfoque de la ciencia que deja abierta la posible participación de un Creador se alinea mucho más estrechamente con la práctica ejemplar de los físicos en su búsqueda interminable de falsar la relatividad general. Un paradigma teísta aplicado a la ciencia da origen a un medio intelectual que permite que tanto el hecho como la teoría de la evolución sean valorados analíticamente.


Traducción: Alejandro Field
Artículo original: Are Biologists Willing To Test Evolution?

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