¿Es legítima la explicación del diseño?
Un manual para estudiantes, padres y profesores que responde a los últimos argumentos en favor de la evolución
por Jonathan Sarfati, Ph.D., F.M.
Capítulo 9: ¿Es legítima la explicación del diseño?
Como se puntualizó en los capítulos anteriores, el libro Enseñando la Evolución se refiere con frecuencia al creacionismo como una “pseudociencia” y “religión”. Los creacionistas sostienen que la creación ocurrió en el pasado, por lo que no puede ser observada directamente por la ciencia experimental; y que lo mismo ocurre con la evolución a gran escala. Pero la evolución o la creación pueden haber dejado algunos “efectos” que puedan ser observados hoy día.
Este capítulo trata sobre los criterios usados en nuestra vida cotidiana para determinar si algo ha sido diseñado; y los aplica al mundo vivo. La última sección trata de si el diseño es una explicación legítima para la complejidad de la vida, o si se deberían invocar causas naturalistas a priori.
¿Cómo detectamos el diseño?
La gente suele detectar el diseño inteligente constantemente. Por ejemplo, si encontramos puntas de flecha en una isla desierta, podemos asumir que alguien las hizo; aunque no veamos al diseñador.1
Hay una diferencia muy clara entre un texto escrito por una persona inteligente (por ejemplo, una obra de Shakespeare), y una secuencia aleatoria de letras, como: WDLMNLTDTJBK WIRZREZLMQCOP.2 También hay una clara diferencia entre la obra de Shakespeare y una secuencia repetitiva, como: ABCDABCDABCD. Esta última secuencia es un ejemplo de orden, a diferencia de la obra de Shakespeare, la cual es un ejemplo de complejidad especificada.
También podemos ver una gran diferencia entre un mensaje escrito en la arena y el resultado de la acción de las olas y el viento. Las cabezas esculpidas de los presidentes de Estados Unidos en el monte Rushmore son claramente muy diferentes del resultado producido por la erosión. Vemos nuevamente, que esto es la complejidad especificada. La erosión puede producir formas irregulares o formas muy ordenadas, como las dunas, pero no puede producir estatuas de presidentes o escritura.
Otro ejemplo es el programa SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) de búsqueda de inteligencia extraterrestre. La búsqueda de extraterrestre no tendría sentido si no hubiera ninguna manera de determinar si algún tipo de señal que nos llegara del espacio proviniera realmente de un remitente inteligente. Este criterio es: una señal que contenga de un alto nivel de complejidad especificada; esto probaría que existe un emisor inteligente, aunque no tuviéramos ni idea de la naturaleza del remitente. Pero una secuencia aleatoria o repetitiva no constituiría una prueba. Los procesos naturales producen ruido radial en el espacio, mientras que los púlsares producen señales regulares. De hecho, al principio, la gente que estaba deseando de creer en los extraterrestres creyó que los púlsares eran señales procedentes de extraterrestres, pero esto fue porque confundieron el orden con la complejidad. Por lo tanto, los evolucionistas (que son casi todos los defensores del SETI) están dispuestos a aceptar la complejidad especificada como prueba de la inteligencia; cuando les conviene. Esto nos enseña una vez más cómo nuestra parcialidad y nuestras presuposiciones afectan nuestra interpretación de cualquier dato.3
La vida encaja en el criterio del diseño.
La vida también se caracteriza por la complejidad especificada. Leslie Orgel, prominente evolucionista que estudia los orígenes de la vida, confirmó lo siguiente:
“Los seres vivos se distinguen por su complejidad especificada. Los cristales como el granito no son aptos para ser clasificados como seres vivos porque les falta complejidad; las mezclas de polímeros aleatorios no pueden clasificarse como vivos porque les falta especificación.”4
Desafortunadamente un materialista como Orgel se niega a aceptar que haya una relación entre la complejidad especificada y el diseño, aunque la complejidad especificada es el criterio preciso del diseño.
Un cristal es una disposición repetitiva de átomos, lo que quiere decir que está ordenado. Estas estructuras suelen tener la energía más baja, por lo que se forman espontáneamente a temperaturas bajas. La información de los cristales ya está presente en sus componentes básicos; por ejemplo, las fuerzas direccionales entre átomos. En contraste las proteínas y el ADN, que son las moléculas grandes más importantes para la vida, no están ordenadas (en sentido repetitivo), pero en cambio sí tienen un alto nivel de complejidad especificada. Sin una especificación externa al sistema, es decir, sin la maquinaria programada de los seres vivos o la sin la dirección inteligente de un químico orgánico, no existe en ninguna tendencia natural que forme tales disposiciones complejas específicas. Cuando se combinan sus componentes básicos (e incluso esto requiere condiciones especiales)5 , el resultado es una secuencia aleatoria. La diferencia entre un cristal y el ADN es como la diferencia entre un libro que contiene la repetición de una secuencia (ABCDABCD) y un libro de Shakespeare. Sin embargo esto no impide que muchos evolucionistas, ignorando la distinción que hace Orgel, proclamen que los cristales prueban que la complejidad especificada pude aparecer naturalmente. Aunque tan sólo hayan demostrado que el orden puede aparecer naturalmente, algo que ningún creacionista niega.6
Información
El criterio del diseño se puede describir en’términos de información. El’término complejidad especificada quiere decir contenido de información. En’términos más formales, el contenido de la información de cualquier patrón es el tamaño, en bits, del algoritmo (programa) más corto requerido para generar esa disposición. Una secuencia aleatoria podría ser formada por un programa corto:
- Imprimir una letra cualquier aleatoriamente.
- Volver al paso 1.
Una secuencia repetitiva podría ser realizada por este programa:
- Imprimir ABCD
- Volver al paso 1.
Ahora bien, para producir las obras teatrales de Shakespeare el programa tendría que ser lo suficientemente grande como para escribir cada letra en su sitio correspondiente.7
El contenido de información de los seres vivos es mucho más grande que las obras de Shakespeare. El ateo Richard Dawkins dice:
“Hay suficiente capacidad de información en una sola célula humana como para guardar los 30 volúmenes de la Enciclopedia Británica tres o cuatro veces.”8
No es lógico creer que una enciclopedia podría haberse originado sin inteligencia, del mismo modo no es lógico creer que la vida pudiera haberse originado sin inteligencia.
Todavía más sorprendente es que los seres vivos tienen, con mucha diferencia, el sistema de almacenamiento y recuperación de información más compacto que se conoce. Y es lógico que sea así si una célula de tamaño microscópico va a almacenar una información equivalente a varias veces el contenido de la Enciclopedia Británica. Para ilustrar esto, podemos decir que la cantidad de información que podría ser almacenada en un volumen de ADN equivalente a la cabeza de un alfiler es abrumadora: es el contenido de información equivalente a un montón de libros en rústica que cubriera 500 veces las distancia de la tierra a la luna; cada uno con un contenido distinto y específico.9 Dicho de otra forma, la cantidad de ADN equivalente a la cabeza de una aguja contendría la misma cantidad de información que una montaña de CDs de 1.000 millas de altura, es decir 40 millones de veces un disco duro de 100 gigabytes.
La maquinaria de los seres vivos
A nivel práctico, la información describe los distintos componentes necesarios para que una máquina funcione. Frecuentemente la eliminación de una parte puede afectar toda la máquina, es decir que hay un número mínimo de partes sin las cuales la máquina no podría funcionar. El bioquímico Michael Behe, en su libro Dawin’s Black Box (La caja negra de Darwin), llama a este número mínimo “complejidad irreducible” (irreducible complexity).10 Behe presenta el ejemplo de una máquina muy simple: una trampa para ratones. Ésta no podría funcionar sin una plataforma, una barra de sujeción, un muelle, un martillo, y un anzuelo. Si anulamos una de sus partes, ya no funciona; no se puede reducir su complejidad sin destruir totalmente su funcionalidad.
La idea central del libro de Behe es que muchas estructuras en organismos vivos demuestran tener una complejidad irreducible mucho más grande que una ratonera o cualquier máquina hecha por el hombre. Por ejemplo, Behe explica que incluso la estructura más simple de visión en cualquier ser vivo requiere una gran variedad de componentes químicos cada uno en su sitio correspondiente; y al mismo tiempo necesita de un sistema que transmita y procese la información. El mecanismo de coagulación de la sangre también contiene muchos componentes químicos que trabajan conjuntamente; éstos impiden que nos muramos desangrados a causa de cortes pequeños, y también evitan que suframos una coagulación de cuerpo entero.
¿Una célula simple?
Mucha gente no se da cuenta de que aún la célula más simple es extremadamente compleja; incluso el organismo autorreproductor más sencillo contiene enormes cantidades de información específica compleja.
El Mycoplasma Genitalium tiene el genoma más pequeño de todos los organismos de vida independiente; conteniendo 482 genes que comprenden 580 .000 pares de bases.11 (Compárese esta cifra con los 3.000 millones de pares de bases en el hombre, tal como indica el libro Enseñando la Evolución en la página 42) A pesar de ello estos genes sólo son funcionales en presencia de una maquinaria traductora y duplicadora preexistente, de una membrana celular, etc. A pesar de contener toda esta información mycoplasma sólo puede sobrevivir siendo parásito de otros organismos más complejos que proveen muchos de los nutrientes que él no puede fabricar por sí mismo. Por lo tanto los evolucionistas deben necesariamente postular un organismo primordial más complejo y con más genes.
Recientemente, Eugene Koonin y otros intentaron calcular los requisitos mínimos que debería tener una célula viva: el resultado fue 256 genes. Pero no estaban seguros si este hipotético bicho pudiera sobrevivir, porque tal organismo no podría ni siquiera reparar el ADN dañado, no podría ajustar la habilidad de los genes restantes, carecerían de la capacidad de digerir compuestos complejos, y necesitaría un suministro completo de nutrientes orgánicos en su hábitat natural.12
El biólogo molecular Michael Denton, un escéptico del darwinismo, pero que no es creacionista, explica así las dimensiones del problema:
“Posiblemente en ningún otro campo de la biología moderna se aprecie más claramente el reto planteado por la extrema complejidad e ingenio de las adaptaciones biológicas que en el fascinante nuevo mundo molecular de la célula [ … ]. Para alcanzar a comprender la realidad de la vida como ha sido revelada por la bilogía molecular, tenemos que ampliar una célula mil millones de veces hasta que tenga unos veinte kilómetros en diámetro y que se parezca a una nave gigante suficientemente grande para cubrir una gran ciudad como Londres o Nueva York. Lo que veríamos sería un objeto de una complejidad y un diseño adaptativo inigualables. En la superficie de la célula veríamos millones de aberturas, como las ventanas de una enorme nave espacial abriéndose y cerrándose constantemente para conseguir un flujo permanente de entrada y salida de materiales. Si entráramos por uno de estos agujeros, nos encontraríamos en un mundo increíblemente tecnológico y maravillosamente complejo. ¿Es lógico creer que un proceso aleatorio ha construido una realidad (que es la mismísima antítesis de la casualidad), en la cual el elemento más pequeño—una proteína funcional o gen—sea tan complejo que sobrepase todas nuestras capacidades creativas, y en todos los sentidos cualquier cosa producida por la inteligencia del hombre? Al lado del ingenio y complejidad exhibido por la maquinara molecular de la vida, aún nuestros artefactos más avanzados parecen una simple chapuza.
Sería una ilusión pensar que lo que conocemos en la actualidad es algo más que una pequeña fracción de la totalidad del diseño biológico. En prácticamente todos los campos de investigación biológica se descubren constantemente niveles altísimos de diseño y complejidad.”13
Para que pueda empezar a funcionar, la selección natural (reproducción diferencial) debe tener por lo menos una entidad que se reproduzca por sí misma. Pero como hemos visto anteriormente, las reacciones químicas no dirigidas no alcanzan ni a producir la célula más simple. Por esto no es de extrañar que el libro Enseñando la Evolución omita cualquier dato relativo al origen de la vida; como puede observarse en el índice. Sin embargo esto es una parte de la “teoría general de la evolución” (de las moléculas al hombre)14, que se denomina frecuentemente “evolución química”. En efecto muchos científicos admiten que el origen del primer sistema autorreproductor es un problema no resuelto de la evolución, y por lo tanto es una evidencia de un Creador.15 Los químicos nos hacen ver la gran dificultad que hay para crear vida a partir de la materia muerta; como nos enseñan muchos escritores creacionistas.16
¿Pueden las mutaciones generar información?
Aunque les concedamos a los evolucionistas la primera célula, todavía queda el problema de cómo incrementar su contenido total de información. Para pasar de la primera célula al ser humano se necesita encontrar alguna manera de producir ingentes cantidades de información, equivalentes a miles de millones de pares de bases (‘letras’). Información que contenga las instrucciones a seguir para construir ojos, nervios, piel, huesos, músculos, sangre, etc. En la sección de variación y evolución enseñamos que la evolución, para poder generar nueva información, depende de los errores de copia y de la selección natural. Los ejemplos de la ‘evolución contemporánea’ presentados en el libro Enseñando la Evolución son todos ejemplos de pérdida de información. Esto lo confirma también el biofísico Dr. Lee Spetner, quien enseñó teoría de la información y de la comunicación en la Universidad John Hopkins.
“En este capítulo presentaré algunos ejemplos de la evolución (es decir, instancias en las que se enseñan supuestos ejemplos de la evolución), especialmente las mutaciones. Y mostraré que la información no aumenta [ … ]. No he encontrado nunca, en toda la literatura científica, una mutación que añadiese información.
Todas las mutaciones que han sido estudiadas a nivel molecular han consistido en una reducción de información genética, nunca en un incremento.
Se supone que la Teoría Neodarwinista explica cómo la evolución ha podido crear la información de la vida. La diferencia biológica esencial entre un hombre y una bacteria es la información que contienen. Las otras diferencias biológicas provienen de la información. El genoma humano contiene mucha más información que el de la bacteria. La información no se puede generar mediante mutaciones que la pierden. Un negocio no puede ganar dinero perdiéndolo poco a poco.17
Con esto no queremos decir que no hay ninguna mutación “beneficiosa”; es decir, que ayude al organismo a sobrevivir. Pero como dijimos en el capítulo 2, incluso un incremento de la resistencia a los antibióticos y a los pesticidas generalmente es el resultado de una pérdida de información, o de vez en cuando una transferencia de información; pero nunca es el resultado de la incorporación de nueva información. Otro ejemplo es el escarabajo sin alas que habita en pequeñas islas desiertas. Si los escarabajos pierden sus alas, es menos probable que el viento los arrastre hacia el mar.18 Obviamente esto no tiene nada que ver con el origen del vuelo; que es lo que se supone que la evolución debe explicar. El vuelo de los insectos requiere movimientos complicados para generar el patrón de los vórtices que se necesitan para despegar; para poder simular este movimiento se necesita crear un robot muy sofisticado.19
¿Hay alguna prueba que convencería a los evolucionistas?
El famoso evolucionista (y comunista) británico J.B.S. Haldane afirmó en 1949 que la evolución nunca podría producir
“varios mecanismos, como la rueda o el imán, porque serían inútiles hasta no haber concluido su proceso de perfeccionamiento.”20
Por lo tanto, tales mecanismos en los organismos demostrarían, en su opinión, que la evolución es mentira. Es decir, que la teoría de la evolución dispone de uno de los criterios que el libro Enseñando la Evolución considera necesario para considerarla ciencia: que existan pruebas que pudieran desacreditar la teoría de la evolución (el criterio de “falsabilidad” del ilustre filósofo de la ciencia, Karl Popper).
Descubrimientos recientes han demostrado que en realidad sí que hay “ruedas” en los organismos. Por ejemplo el motor rotatorio que guía al flagelo las bacterias, y la enzima elemental que produce el ATP, la moneda de energética de la vida.21 En efecto, estos motores moleculares han cumplido uno de los criterios de Haldane. También las tortugas,22 y las mariposas monarca23 y las bacterias24 que usan sensores magnéticos para su navegación parecen cumplir el criterio propuesto por Haldane.
Me pregunto si Haldane hubiera cambiado su corazón si hubiera estado vivo para ver estos descubrimientos. La mayoría de evolucionistas niegan el diseño inteligente a priori, por lo que la evidencia, por muy abrumadora que sea, probablemente no hubiera producido ningún efecto.
Otras maravillas del diseño
La información genética en el ADN no puede ser traducida excepto que se haga conjuntamente con muchas enzimas, las cuales están también codificadas. Es decir que el código no puede ser traducido sin disponer previamente del resultado de la traducción, un círculo vicioso que ata de pies y manos a las teorías evolutivas. Esta multitud de encimas incluye enzimas con tamices dobles que se aseguran de que los aminoácidos correctos estén vinculados al ARNt adecuado. Un tamiz rechaza un aminoácido demasiado grande, mientras que otro rechaza a aquel que es demasiado pequeño.25
[Translator’s comment: El código genético requiere necesariamente una maquinaria de edición la cual está codificada en el ADN. Esto muestra que el sistema era completamente funcional desde el principio; otro círculo vicioso para los evolucionistas.]
El código genético que es casi universal en la Tierra es el mejor posible para protegerlo contra errores.26
Otro circulo vicioso, de los muchos que hay, es que las encimas que producen el aminoácido histidina contienen en sí mismo histidina.
El sofisticado ojo compuesto de algunos tipos de trilobites (invertebrados extinguidos y supuestamente “primitivos”) muestra un diseño increíble. Tenía tubos que cada uno apuntaba hacia un punto diferente del horizonte, y tenía lentes especiales que enfocaban la luz desde cualquier distancia. Algunos trilobites tenían un diseño de lentes sofisticadas que constaban de una capa de calcita encima de una capa de quitina, materiales con un índice preciso de refracción, y un borde ondulado entre ellos con una forma matemática precisa.27 El Diseñador de estos ojos es un Maestro en Física que aplicó lo que conocemos ahora como el principio de Fermat del mínimo tiempo, la ley de refracción de Snell, la ley senoidal y las ópticas de birrefringencia de Abbe.
Los ojos de las langostas son únicos, están moldeados como cuadrados perfectos con unas relaciones geométricas precisas. Los telescopios de rayos X de la NASA y los generadores de rayos X son imitaciones de este diseño.28
Los pies de los gecos (salamanquesas) se adhieren a la mayoría de las superficies pulidas ayudándose de pequeñas fuerzas intermoleculares. Esto es posible gracias a unos diminutos pelillos llamados setae, cuyas puntas se ramifican en spatulae (espátulas). El diseño de una estructura tan sofisticada está “más allá de los límites de la tecnología humana”29
Las hormigas y las abejas se adhieren gracias a un sistema mecánico e hidráulico elaborado que se basa en gira y extender una plataforma de adhesiva, para después hincharla. Esto ha despertado el interés de quienes diseñan robots en miniatura para fines terapéuticos.30
La tela de la araña es más fuerte y más elástica que el Kevlar, la tela sintética más fuerte que ha hecho el hombre. La fibra que constituye el apoyo principal de la telaraña se denomina dragline y es cien veces más fuerte que el acero; un cable un poco más grueso que una manguera de jardín puede soportar el peso de dos aviones Boeing 737. Las hileras de la araña usan una tecnología de cristal líquido más avanzada que cualquiera de nuestros procesos industriales.31
El asombroso sistema de sonar de los delfines se trató en el capítulo 5. Muchos murciélagos también tienen un sistema sonar exquisitamente diseñado. La ecolocalización de un murciélago pescador es capaz de detectar la aleta de un pececillo tan fina como un cabello humano, sobresaliendo tan solo 2 milímetros por encima de la superficie del agua. Esta detección tan precisa se hace posible gracias a que los murciélagos pueden distinguir ecos ultrasónicos muy cercanos entre sí. El sonar hecho por los hombres puede distinguir ecos separados por 12 millonésimas, aunque con mucho trabajo esto se puede reducir “de 6 a 8 millonésimas de segundo.” Pero los murciélagos distinguen fácilmente ecos ultrasónicos separados entre sí por 2 o 3 millonésimas de segundo, según el investigador James Simmons de la Universidad de Brown. Esto quiere decir que pueden distinguir objetos “separados por 3/10 de milímetro—aproximadamente el grosor de la línea de un lápiz en el papel.”32
El sistema neurológico de una sanguijuela utiliza cálculos trigonométricos para saber qué músculos tiene que mover y cuándo debe hacerlo.33
La oreja de la Ormia Ochracea, una pequeña mosca hembra, tiene una enorme capacidad para detectar el origen de un sonido, debido a su tecnología mecánica y su sistema de procesamiento de señales. Los ingenieros están utilizando este diseño para mejorar los audífonos, que normalmente no puede localizar la proveniencia del sonido, y podría ser utilizado para el diseño de micrófonos direccionales en miniatura.34
La exquisita capacidad de audición direccional de la lechuza se debe al diseño especial de los nervios. La mayoría de las neuronas (células nerviosas) "despegan”; cuando las señales de entrada alcanzan un determinado umbral, y actuar;“como un transistor en un circuito electrónico.” Pero “las neuronas del mapa auditivo de la lechuza se multiplican “por lo que cada una de ellas es como un pequeño procesador; aunque mucho más potente en su capacidad de cálculo.”35
En mi propio campo de especialización de espectroscopia vibratoria: hay buena evidencia que nuestro sentido de detección de químicos (el olfato) trabaja con los mismos principios mecánico-quánticos.36
¿Por qué el diseño no puede ser científico?
La verdadera razón por la que se rechaza la explicación creacionista es el compromiso con el naturalismo. Como vimos en el capítulo 1, los evolucionistas han transformado la ciencia en un juego materialista; y por tanto excluyen el diseño y la creación en base a las normas redactadas por ellos mismos.37 Aunque el libro Enseñando la Evolución descarta que el creacionismo sea científico, lo hace más bien basándose en sus reglas del juego que por las evidencias.
Incluso algunos filósofos científicos anticreacionistas han criticado duramente a los estamentos científicos y legales por usar estos juegos de palabras. Deberíamos discernir si la creación es verdad o mentira en lugar de inventar criterios partidistas para intentar etiquetarla como no-ciencia.38
Muchos de estos juegos de palabras son contradictorios en sí mismos, por lo que uno se pregunta si su propósito principal es excluir al creacionismo a cualquier precio, y sin razón lógica alguna. Por ejemplo, el libro Enseñando la Evolución afirma en la página 55:
Las ideas de la ciencia de la creación derivan de la convicción de que Dios creó el universo—incluyendo los humanos y otros seres vivos— súbitamente, en un pasado relativamente reciente. Pero científicos de muchos campos diferentes han examinado estas ideas y han concluido que son científicamente insostenibles. Por ejemplo, la evidencia de una tierra joven es incompatible con los diferentes métodos que establecen la edad de las rocas. Además, estas ideas no satisfacen el criterio de la ciencia porque las propuestas fundamentales de la ciencia de la creación no pueden ser verificadas.
Esta definición de la ciencia de la creación es casi correcta, aunque los creacionistas que siguen presuposiciones bíblicas dirían que las cosas fueron creadas en días diferentes. El libro Enseñando la Evolución afirma que las ideas creacionistas han sido examinadas y halladas insostenibles. Después afirman que
“las propuestas fundamentales de la ciencia de la creación no pueden ser verificadas”.
¿Entonces cómo han podido ser sus propuestas examinadas (probadas), si no pueden ser verificadas?
Claro que no es verdad que la ciencia haya probado que la tierra tenga miles de millones de años (ver el capitulo 8).
El historiador y filósofo de la ciencia, Sephen Meyer, concluye:
“No hemos encontrado todavía ningún principio razonable que excluya el diseño de la ciencia. El diseño parece tan científico (o no científico) como sus competidores de la evolución.”
Para llegar a una historia biológica racional es necesario aceptar abiertamente los argumentos empíricos para el diseño. Una historia biológica racional no sólo debe tratar la cuestión: “¿Qué escenario evolutivo naturalista o materialista presenta la explicación más adecuada para la complejidad biológica?” Si no también, “¿Presenta un escenario evolutivo materialista o uno que involucra un agente inteligente u otra teoría una buena explicación del origen de la complejidad biológica?” Insistir en lo contrario, es insistir en que el materialismo tiene una posición metafísica privilegiada. Como no se ve ninguna razón por la que conceder tal suposición, no veo ninguna razón por la que debamos conceder que las teorías de los orígenes deban ser estrictamente naturalistas.”39
Edición: Edgar Ramírez
Referencias y Notas
- Véase mi libro “By Design”: Evidence for Nature’s intelligent designer the God of the Bible, 2008.
- Ejemplo de una secuencia aleatoria de la evolución de propaganda atea R. Dawkins, El relojero ciego: ¿Por qué la evidencia de la evolución revela un universo sin diseño? (Nueva York: WW Norton, 1986), p. 47.
- G. Bates, Alien Intrusion (Green Forest, AR: Master Books, 2009).
- L. Orgel, The Origins of Life (New York: John Wiley, 1973), p. 189.
- J. Sarfati, Origen de la Vida: El problema de polimerización, Journal of Creation 12(3):281-283, 1998.
- Un amplio debate sobre la información y la termodinámica, el orden y la complejidad, se encuentra en el CB Thaxton, WL Bradley y RL Olsen, El Misterio del Origen de la Vida (New York: Philosophical Library, Inc., 1984), capítulo 8. William. A. Dembski, explica matemáticamente la Complejidad Especificada como criterio para el diseño inteligente en The Design Inference, Cambridge University Press, 1998.
- Información se puede definir matemáticamente de una manera que se distingue el azar, el orden y la complejidad especificada. En’términos de transmisión de la señal, el receptor puede existir en un gran número de estados posibles (Ω0), después de que un mensaje ha sido recibido, el número de estados posibles se reduce a Ω 1. El contenido de la información del mensaje I1 = k ln (Ω 0/ Ω 1), donde k = constante de Boltzmann. De MW Zemansky, Calor y Termodinámica, 4 edición (New York: McGraw-Hill, 1975), p. 190. Nótese que la definición es coherente: con una secuencia repetitiva, existe una restricción de las posibilidades, de modo que Ω 0 es baja, por lo que la información es escasa. Las secuencias aleatorias también contienen poca información, porque hay muchas posibles secuencias aleatorias (para Ω 1 sea casi tan grande como Ω 0).
- R. Dawkins, El relojero ciego (Nueva York: WW Norton, 1986), p. 115. Regresar al texto.
- J.D. Sarfati, ‘DNA, marvellous messages or mostly mess’, Creation 25(2):26–31,Marzo 2003;
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- GA Kerkut, Implications of Evolution (Oxford: Pergamon, 1960). Kerkut, un evolucionista, escribió en la página 157: «Existe la teoría de que todas las formas de vida en el mundo han surgido de una sola fuente que a su vez procedía de una forma inorgánica. Esta teoría puede ser llamada la “Teoría General de la Evolución” y la evidencia que apoya esto no es lo suficientemente fuerte como algo más que una hipótesis de trabajo.
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- Simmons fue citado en el artículo titulado apropiadamente, Bats Put Technology to Shame, Cincinnati Enquirer, 13 de Octubre de 1998. Su trabajo de investigación es Simmons JA et al., Echo-delay Resolution in Sonar Images of the Big Brown Bat, Eptesicus fuscus, Proceedings of the National Academy of Science USA. 95(21):12647–12652, 13 de octubre de 1998. Véase también P. Weston, Murciélagos: Sofisticación en miniatura, Creation 21(1):28–31, Diciembre 1998–Febrero 1999.
- R. Howlett, Simple Minds, New Scientist 158(2139):28–32, el 20 de Junio de 1998. El editorial de la página 3 de la misma cuestión muestra su tendencia materialista al afirmar, sin la menor prueba: “las células nerviosas de la sanguijuela llegó a la trigonometría por una búsqueda aleatoria y no dirigida, obviamente, la evolución, mientras que los humanos parecen haber adquirido las matemáticas por el esfuerzo intelectual.
- A.C. Mason, M.L. Oshinsky, y R.R. Hoy, ‘Hyperacute directional hearing in a microscale auditory system’, Nature 410(6829):686–690, 5 Abril 2001; P.M. Narins, ‘In a fly’s ear’, mismo número, pp. 644–645; J.D. Sarfati, ‘Ear now,’ Creation 23(4):54–55, Septiembre–Noviembre 2001.
- Peña, J.L. y Konishi, M., ‘Auditory spatial receptive fields created by multiplication’, Science 292(5515):249–252, 13 April 2001; Helmuth, L., ‘Location eurons do advanced math’, mismo número, p. 185; J.D. Sarfati, Ref. 34.
- L. de Turín, A Spectroscopic Mechanism for Primary Olfactory Reception, Chemical Senses 21:773, 1996, citado en S. Hill, Sniff’n’shake, New Scientist 157(2115):34–37, 3 de enero de 1998. Véase también JD Sarfati, olfativas Diseño: Olor y Espectroscopia, Journal of Creation 12(2):137–8, 1998.
- C. Wieland, ‘Science: The Rules of the Game’, Creation 11(1):47–50, Diciembre 1988–Febrero 1989.
- M. Ruse, editor, But Is it Science? Science at the Bar—Causes for Concern, by L. Laudan and The Philosopher of Science as Expert Witness, by P.L. Quinn (Buffalo, NY: Prometheus Books, 1988), p. 351–355, 367–385. Ruse fue el filósofo de la ciencia que más influyó en los jueces norteamericanos que la creación es “poco científica”, y Laudan y Quinn, a sí mismos los evolucionistas, refutar sus argumentos falaces.
- J.P. Moreland, editor, The Creation Hypothesis, The Methodological Equivalence of Design and Descent: Can There Be a ‘Scientific Theory of Creation?’ by S.C. Meyer (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1994), p. 98, 102.
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