Las aves NO evolucionaron a partir de dinosaurios
9 junio 2009 — «Los descubrimientos se acumulan a un creciente cuerpo de datos de las últimas dos décadasque plantan cara a algunas de las creencias más ampliamente difundidas acerca de la evolución animal». Esta declaración no procede de creacionistas, sino de periodistas científicos que describen investigaciones en la Universidad Estatal de Oregón (OSU) que arrojan nuevas dudas acerca de la idea de que las aves evolucionasen a partir de dinosaurios terópodos. El principal planteamiento: los huesos de sus patas y sus pulmones son demasiado diferentes.
No, los dinosaurios no son los antecesores de las aves.
Imagen: Reconstrucción de varios esqueletos de terópodos. Frederik Spindler
Imagen: Reconstrucción de varios esqueletos de terópodos. Frederik Spindler
El reportaje aparecido en Science Daily presenta un diagrama del esqueleto que exhibe cómo el fémur fijo está imbricado en el sistema pulmonar de las aves. Las aves usan más oxígeno que los mamíferos. Sus pulmones de flujo a través colapsarían si el fémur se moviese como lo hace en los mamíferos, reptiles y dinosaurios. «Es realmente extraño que nadie se diese cuenta de esto antes», dice Devon Quick, profesor de zoología en la OSU, refiriéndose al vínculo del fémur con el pulmón aviario. «La posición del fémur y de los músculos en las aves es crucial para su función pulmonar, lo que a su vez les da suficiente capacidad pulmonar para el vuelo.»
Su colega John Ruben se confesó igualmente sorprendido: «Realmente, es más bien sorprendente que después de siglos de estudiar aves y el vuelo, todavía no comprendiésemos un aspecto fundamental de la biología de las aves». El artículo comenzaba así: «Las conclusiones añaden a otra evolución de las pruebas quepueden finalmente forzar a muchos paleontólogos a reconsiderar su secular creencia de que las aves modernas son los descendientes dierctos de antiguos dinosaurios carnívoros». Unos párrafos clave nos dan la situación en contexto:
«Una cuestión es que se encuentran aves con anterioridad en el registro fósil que los dinosaurios de los que se supone que descendieron», dice Ruben. «Este es un problema bastante grave, y hay otras incongruencias en las teorías de la procedencia de las aves a partir de los dinosaurios.
«Pero una de las razones primordiales por la que muchos científicos siguen señalando a las avescomo procedentes de los dinosaurios son semejanzas en sus pulmones», prosigue Ruben. «Sin embargo, los dinosaurios terópodos tenían los fémures móviles, y por ello mismo no pudieron tener un pulmón que funcionase como el de las aves. Su saco aéreo abdominal, si es que lo tenían, se hubiera colapsado. Esto socava una prueba crítica de respaldo para la conexión dinosaurio-ave.
«No sucedió que a un velociraptor de repente le brotasen plumas en un cierto momento y que emprendiese el vuelo hacia el ocaso», dice Ruben.
Acerca de la pretensión de que los dinosaurios tuvieran sacos aéreos, véase el artículo ¿Respiraba este dinosaurio como las aves? Estos profesores de la OSU no abandonan su creencia en la evolución. Dicen ellos que las aves y los dinosaurios pueden haber tenido un antecesor común más distante: «Sencillamente, parece bastante claro por ahora que las aves estuvieron evolucionando siempre por su cuenta y que no descendieron directamente de los dinosaurios terópodos, que vivieron muchos millones de años después».
La Universidad Estatal de Oregón ha estado en la avanzada del desafío al dogma: «La investigación en la OSU acerca de la biología y fisiología de las aves ha estado entre las primeras de la nación en comenzar a cuestionar laconexión dinosaurios-aves desde la década de 1990». También han surgido dudas en otras instituciones. ¿Por qué ha persistido esta historia? En primer lugar, «las viejas teorías tienen mucha inercia, decía Ruben, especialmente cuando se trata de una de las especies animales más sentimentalizadas de la historia del mundo». Otra razón es la política de los museos:
«Francamente, en todo esto hay mucho de política de museos, y hay muchas carreras empeñadas en un punto de vista determinado incluso aunque nuevos datos científicos susciten dudas», decía Ruben. En algunas exhibiciones museísticas, decía, la teoría evolutiva de que las aves descendieron de los dinosaurios se ha presentado como una realidad aceptada mayoritariamente, con unasterisco que lleva a una nota de letra pequeña que dice que «algunos científicos discrepan».
«Nuestra investigación en la OSU solía ser prácticamente el único asterisco al que se referían», seguía Ruben. «Pero ahora hay más y más asteriscos. Esto es parte del proceso de la ciencia.»
Siendo este el caso, podemos esperar unos apasionados argumentos de vuelta de parte de los consagrados a la opinión dominante. Sin embargo, tendrán que hacer frente al problema de evolucionar un fémur fijo a partir de unos dinosaurios que lo tenían móvil —y en un tiempo más breve que el que admiten los datos fósiles.
Esta nueva investigación se publicó en la revista Journal of Morphology y fue financiado por la National Science Foundation, según decía el artículo. Este reportaje también aparece en PhysOrg y en E! Science News. El tiempo dirá si algunos otros informadores científicos importantes recogen esta información.
A veces, la clave de una historia reside en los asteriscos. Los profesores de la OSU son dignos de elogio por mantenerse frente a una intensa corriente de dogma en su campo de estudio. Observemos cuántos factores carentes de datos que han producido este dogma han sido señalados en el artículo: carreras en juego, políticas museísticas, conceptos sentimentales, y viejas teorías llenas de inercia presentadas como realidades. Estos son los mismos factores carentes de prueba que forman la trama y el tejido de los conceptos darwinistas. Y son estos conceptos darwinistas los que se tendrían que mandar volando hacia el ocaso —y a toda prisa.
Pero los profesores de la OSU salvan la piel ofreciendo todavía un pellizco de incienso a su César, afirmando que el mítico «antecesor común» se encuentra simplemente un poco más atrás en el registro, y que las aves estaban «evolucionando en paralelo» junto con los dinosaurios. Esto es todo lo que pueden hacer —echar unas cuantas líneas retóricas apelando a unos milagros aleatorios, carentes de propósito, naturalistas, para salvar el santuario materialista erigido desde el darwinismo. Ahora, los empleados de los museos tendrán que decidir que hacer con todas aquellas plumas (La evolución de las plumas, ¿demostrada?; ¿La falacia de la pluma fósil?, y más bajo las etiquetas plumas y plumas fósiles). Es una historia sin pies ni cabeza.
Fuente: Creation·Evolution Headlines - Birds Didn’t Evolve from Dinosaurs
Traducción y adaptación: Santiago Escuain — © SEDIN 2009 - www.sedin.org
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