¿El Dios del Antiguo Testamento es en verdad como Richard Dawkins los describe, o es mas propaganda ateísta?
Por, Robin Schumacher
RESUMEN: Muchas veces los no cristianos aseguran que Dios es presentado en el Antiguo Testamento como una deidad cruel y despiadada que en forma indiscriminada ordena la ejecución de hombres, mujeres y niños aparentemente inocentes o que directamente ordena sus muertes por diferentes medios. El argumento continua, de que tal Dios, no representa de ninguna manera la figura del amoroso Creador o Padre que ofrece el Nuevo Testamento y que no debería ser de ninguna manera adorado o venerado. Sin embargo, un examen mas cercano de Yahvé en el Antiguo Testamento, rechaza la acusación del Creador como un tirano y mas bien, revela a un Dios justo, paciente, misericordioso y amoroso, que efectivamente, refleja el cuadro presentado por Jesús y el resto de los escritores del Nuevo Testamento.
RESUMEN: Muchas veces los no cristianos aseguran que Dios es presentado en el Antiguo Testamento como una deidad cruel y despiadada que en forma indiscriminada ordena la ejecución de hombres, mujeres y niños aparentemente inocentes o que directamente ordena sus muertes por diferentes medios. El argumento continua, de que tal Dios, no representa de ninguna manera la figura del amoroso Creador o Padre que ofrece el Nuevo Testamento y que no debería ser de ninguna manera adorado o venerado. Sin embargo, un examen mas cercano de Yahvé en el Antiguo Testamento, rechaza la acusación del Creador como un tirano y mas bien, revela a un Dios justo, paciente, misericordioso y amoroso, que efectivamente, refleja el cuadro presentado por Jesús y el resto de los escritores del Nuevo Testamento.
Introducción
En el libro del ateo Richard Dawkins, “El Dios de la falsa ilusión” (“The God Delusion”), escribe una interpretación mordaz de Dios como lo ve Dawkins en el Antiguo Testamento. Él escribe: “Se podría decir, que el Dios del Antiguo Testamento es el personaje mas desagradable de toda ficción: celoso y orgulloso de serlo; mezquino, injusto, un controlador dominante implacable; vengativo, limpiador étnico sediento de sangre, un misógino, homo fóbico, racista, infanticida, genocida, asesino de hijos (filicida), dador de enfermedades que ocasionan gran mortandad (pestilencial), con delirios de grandeza (megalómano), sadomasoquista (Práctica sexual que une el sadismo y el masoquismo), caprichosamente un matón malévolo.”1 Estas palabras encuentran eco en el ateo, Charles Templeton quien declara: “El Dios del Antiguo Testamento es totalmente diferente al Dios que se creía que era en la mayoría de las practicas cristianas… Su justicia es, por los estándares modernos, indignante… Él es parcial, quejoso, vengativo y celoso de sus prerrogativas.”2
¿Qué hay en el Antiguo Testamento que provoca un lenguaje tan despectivo, por parte de Dawkins y Templeton, que no quieran tener nada que ver con Dios? Pero, estas descripciones acerca de Dios, ¿son precisas? ¿Presenta el Antiguo Testamento un cuadro de Dios como un simple matón cósmico listo a desencadenar la tortura o terminar con la vida de cualquiera que es dejado a un lado por ser, aparentemente, algo pequeño y sin posibilidades de llegar al cielo?
La respuesta a estas preguntas son criticas debido a que los cristianos son rápidos en hablarles a los no creyentes acerca de un Dios amoroso, el cual es paciente, perdonador y lento para la ira. ¿Hal algo que está desconectado entre lo que los cristianos profesan acerca de Dios contra lo que está registrado realmente en los primeros 39 libros de la Biblia?
Un breve vistazo a algunos de los ejemplos del Antiguo Testamento
Los adversarios de la descripción de Dios en el Antiguo Testamento señalan a un número de referencias bíblicas que parecen describir al Creador a la luz equivocada. Por ejemplo, al frente y en el centro de sus argumentos se encuentra el diluvio en Génesis el cual, borró toda forma de vida sobre la tierra, con excepción de una familia particular: “Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.” (Gn 6:17). De este versículo, vemos que es claro como un cristal que es Dios mismo quien escogió causar la muerte de un sinnúmero de hombres, mujeres y niños.
Posteriormente, en Génesis se encuentra la destrucción de Sodoma y Gomorra incluida, todas las personas por medio de un acto sobrenatural de Dios: “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; 25 y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.” (Gn 19:24-25).
Dios es acusado con cargos de homicidio entre Sus críticos, con la misión a Israel de derrotar y destruir a todas las naciones existentes en la tierra prometida: “Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, 2 y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.” (Deuteronomio 7:1-2 - Énfasis añadido.)
Para los escépticos, parece claro que Dios ordenó la muerte de personas inocentes cuyo único crimen era vivir en la tierra que Él quería que Israel poseyera. Esto es reiterado en muchos de los capítulos posteriores en el mismo libro de Deuteronomio: “Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad,ninguna persona dejarás con vida, 17 sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado;” (Deuteronomio 20:16-17 - Énfasis añadido.)
Los críticos también señalan la derrota de Jericó y la forma tan violenta como la misma se llevó a cabo: “Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.” (Jos 6:21).
La aparente naturaleza sin misericordia de las formas similares de exterminio es también decretada en la orden de Dios a Saúl en el Antiguo Testamento, de acabar completamente con el pueblo de Amalec: “Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.” (1º Samuel 15:3 - Énfasis añadido.) Los críticos pregunta: ¿Por qué los niños y aun los animales tuvieron que ser muertos en las campañas de Jericó y la de Saúl? Ciertamente, tal tratamiento parece extremo e implacable, ¿no es así? Con referencia a tales eventos, Robert Anton Wilson declara: “La Biblia nos dice ser como Dios, pero entonces, una y otra página describe a Dios como un asesino de masas.”3
Además de estos ejemplos, varias personalidades del Antiguo Testamento; aquellos que Dios aparentemente aprobó y ayudó, son los blancos de los detractores de la Biblia. Por ejemplo, en el libro de Jueces, la historia de Sansón es transmitida, incluyendo un episodio donde Sansón está para casarse y hace una apuesta con 30 hombres para que le expliquen un enigma. Después que pierde la apuesta y es obligado a cumplirla proveyendo 30 conjuntos de ropa para esos hombres, Sansón hace lo siguiente: “Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre.” (Jue 14:19). Como puede ver en la primera parte del versículo, el Espíritu de Dios capacita a Sansón a llevar a cabo este acto. Los críticos preguntan: ¿Cómo Dios puede proveer un poder así siendo un Dios de misericordia y amor?
Una respuesta a las objeciones de los críticos
De los anteriores ejemplos, parecería que aquellos que cuestionan la justicia, el amor y la misericordia de Dios tienen una justa y sólida posición con relación a sus quejas. Sin embargo, vamos a investigar mas profundamente en cada ejemplo para ver si no existe algo mas en cada historia que la que aparece en la superficie, particularmente, cuando un grupo de versículos son quitados del texto y usados para atacar el carácter de Dios.
El diluvio en Génesis
En Génesis 6, el juicio de Dios sobre el mundo en general lo encontramos en las siguientes palabras: “Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.” (Gn 6:7). Mientras que el diluvio en su superficie para ser ciertamente extremo, existen un número de factores que deben ser tenidos en cuenta.
Primero, la Biblia es clara en cuanto a que la violencia y la maldad habían crecido hasta ser extremadamente dominantes de forma tal que literalmente había tocado toda cosa y a todos los que en ese momento existían. Génesis 6:5, declara: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.” El autor del Pentateuco indica que algunos de los pecados tenían, en naturaleza, origen sexual (Cf. Génesis 6:1-2), y que la maldad había permeado y llenado la tierra. Esto borra el argumento que Dios ahogó personas “inocentes” en el diluvio que Él trajo.
Después, y durante la construcción del arca, la cual tomó 120 años, Noé es descrito como un “pregonero de justicia” entre las personas alrededor de él: “y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;” (2 P 2:5). Esto significa que las personas alrededor de Noé, tuvieron más de 100 años para escuchar su mensaje y arrepentirse del pecado para no traer el diluvio sobre ellos. Por lo tanto, al final, encontramos a Dios usando Su mensajero para proclamar la verdad del arrepentimiento y juicio antes de que una cultura, totalmente corrupta, que había rechazado cambiar, aún después de mas de 100 de estar escuchando el mensaje y arrepentirse del pecado. Y encontramos la misericordia de Dios siendo mostrada en la única familia que siguió y obedeció lo que Dios había ordenado.
Sodoma y Gomorra
La destrucción de Sodoma y Gomorra se encuentra en Génesis 19. Sin embargo, lo que con frecuencia se pasa por alto son las cosas que se mencionan de estas dos ciudades antes del juicio contra ellas. En Génesis 13, Abraham y su sobrino Lot, se separan debido a que sus rebaños habían aumentado tanto que ya la tierra no era suficiente para ellos y estaban teniendo problemas. Lot escogió mudarse a un área que es descrita por Génesis como, “… el huerto de Jehová,” (Gn 13:10), la cual era el área donde se encontraba Sodoma. A pesar de la maldad que ya existía en la ciudad (“Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.” Génesis 13:13), Dios todavía bendecía la tierra en la cual estas personas vivían. Ilustrando lo que algunas veces es llamado como Su gracia común, la cual hace llover sobre el justo e injusto: “… que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.” (Mt 5:45).
Dios también provee para rescatarlos del daño así como también provee en instrucciones espirituales. Génesis 14 narra la historia de la guerra de Sodoma y Gomorra, la derrota inicial y saqueo por los reyes rivales. También narra la forma como Abraham rescató a Lot, el cual había sido tomado así como a otros con él. Habla acerca de cómo el rey de Sodoma salió a encontrarse con Abram, así como también fue bendecido por Melquisedec. De esto parecer ser lógico creer que las personas de esa tierra habían sido expuestos a la verdad de Dios por Melquisedec y tal vez otros, por cerca de 25 años.
Pero aunque ellos vivían en una tierra bendecida por Dios, fueran rescatados de sus enemigos por el siervo de Dios y se les hubiera dado verdad espiritual por el sacerdote de Dios, las personas escogieron vivir pecaminosamente delante de su Creador. Génesis 13:13, dice: “Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.” Posteriormente, en Génesis 18, la Biblia registra a Dios declarando: “Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo,” (Gn 18:20).
Sin embargo, el escritor de Génesis detalla entonces una conversación interesante entre Dios y Abraham. En la medida en que Dios contempla la posibilidad de llevar a cabo el juicio contra estas ciudades, Abraham le pregunta a Dios si destruiría a las personas buenas con las malas. A continuación, empieza a reducir un número hipotético de buenas personas que quedan en la ciudad de Sodoma. El número inicial de 50 terminaría en 10, preguntándole a Dios después de cada cantidad si Él todavía destruiría la ciudad si ese número particular de buenas personas vivían dentro de sus muros. Al final, Dios le responde que no destruiría la ciudad si encontraba al menos, diez buenas personas en ella.
Pero en Génesis 19, dos ángeles llegan a la ciudad y Lot les da refugio. La Escritura dice en Génesis 19:4-5: “Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. 5 Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.” El escritor tiene cuidado en describir a estos hombres, desde le más joven hasta el más viejo, como malignos los cuales salían de todo lugar. Evidentemente el requerimiento de 10 hombres justos que no se pudieron encontrar hizo que Dios actuara en juicio sobre la cultura del mal. Sin embargo, Lot y su familia son rescatados del juicio venidero y escapar del mismo.
El registro de Sodoma y Gomorra, el cual termina en el encuentro que involucra a Lot, los ángeles y los hombres de la ciudad, es una descripción vívida del tipo de maldad dominante que hizo que Dios actuara después que bendijera las circunstancias, como el de ser rescatados de sus captores y darles guía espiritual. El Nuevo Testamento se refiere a la destrucción de estas ciudades como un ejemplo de juicio que ha de venir (“y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente,” 2ª Pedro 2:6) con el aspecto de la sexual perversión del pecado, siendo citado específicamente: “como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.” (Jud 7).
La destrucción de Jericó
Los críticos de las acciones de Dios, específicamente, en el Antiguo Testamento citan el siguiente versículo como un perfecto ejemplo de “exageración” en cómo Dios trató con los enemigos de Israel: “Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.” (Jos 6:21). Ellos preguntan: ¿Cómo Dios miraría con aprobación la muerte de mujeres y de personas jóvenes?
La respuesta a esa pregunta, y la justificación total para la destrucción de Jericó se hace más clara cuando uno inicia una pequeña investigación acerca de los cananeos que poblaban la ciudad.
Canaán, descendiente de Cam (Gn 10:6), fue maldecido por Noé por un acto que no es muy claro en la Escritura (Gn 9:20-25). Sus descendientes se convirtieron en un pueblo increíblemente pecador, quienes practicaron una extrema crueldad, que estuvieron involucrados en incesto, idolatría, bestialidad, homosexualidad, prostitución en cultos a dioses ajenos y sacrificio de niños al tirarlos en sus altares de fuego. Dios le advirtió a Israel no imitar las formas paganas de Canaán: “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. 10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,” (Dt 18:9-10).
Y sin embargo, por desgracia, la Escritura registra que Israel falló al quitar totalmente a Canaán de la tierra dada por Dios a los israelitas sufriendo las consecuencias de su desobediencia: “Y sirvieron a sus ídolos, Los cuales fueron causa de su ruina. 37 Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, 38 Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, Y la tierra fue contaminada con sangre. 39 Se contaminaron así con sus obras, Y se prostituyeron con sus hechos.” (Sal 106:36-39). Solo una total eliminación debería llevarse a cabo, aún la necesidad de matar a los animales, ya que estos habían sido usados para practicar la bestialidad.
Las únicas personas salvas fueron, la prostituta Rahab y su casa, la cual ayudó a esconder a los dos espías de Israel antes del ataque a Jericó. Este es un punto interesante debido a que Rahab ya sabía que Jehová les había dado esa tierra, escuchado de las victorias de ellos y las bendiciones del Señor sobre ellos. Si ella sabía de la fama de Israel, es entonces razonable asumir que el resto de la ciudad también lo sabía. Ellos pudieron fácilmente escapar de su destrucción. Sin embargo, obstinadamente escogieron permanecer y luchar contra Israel.
El juicio de Amalec
El libro de 1º Samuel contiene el registro de las órdenes de Dios para que Saúl destruyera al pueblo de Amalec. Los amalecitas eran descendiente de Amalec (cuyo nombre significa “saqueador”), quien era hijo de Elifaz y nieto de Esaú. Eran un pueblo malvado y guerrero. Fueron los primeros en oponerse a Israel después de ser liberados de Egipto (Ex 17:8). Como descendientes de Esaú posiblemente estaban conscientes de las promesas de Dios a Jacob, pero en vez de honrar a Dios por la escogencia de Israel, eligieron más bien, ser sus enemigos.
Los amalecitas eran particularmente cobardes en sus ataques contra Israel y deliberadamente, asesinaban a débiles y ancianos, los cuales algunas veces se mantenían en la parte de atrás del grupo principal de israelitas y quienes se dirigían a la tierra prometida por Dios (Dt 25:17-19). El libro de Jueves registra que los amalecitas con frecuencia se aliaban con otras naciones para cometer genocidio contra Israel.
Sorprendentemente, Dios escogió no destruir hasta unos 400 años después que cometieran su primer acto de pecado contra Su pueblo escogido. Tal cantidad de tiempo muestra la paciencia de Dios y disipa cualquier idea para que Dios sea juzgado rápidamente como temperamental y apresura más bien el juicio contra aquellos que pecan contra Él.
La Escritura también contienen las advertencias de Dios a los ceneos, a quienes se les advierte que salieran de entre los amalecitas, con quienes vivían, para que el juicio venidero, no cayera sobre ellos: “Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec.” (1 S 15:6). Tal advertencia tuvo que haber sido escuchada por los amalecitas y es razonable asumir que también pudieron haber abandonado la tierra, pero no lo hicieron.
Aunque Dios ordena la destrucción total de los amalecitas, Saúl desobedeció y no lo hizo como le fue ordenado (1 S 15:9-26). A algunos se les permitió vivir, dando como resultado un nuevo intento por parte de los amalecitas de cometer un genocidio contra Israel. El libro de Ester, registra que un hombre llamado Amán, y quien era descendiente de Amalec, trató de asesinar a todos los judíos residentes en la tierra de Persia; pero finalmente fue detenido por la misma reina Ester.
Sansón y los hijos de Ascalón
Detractores de la Biblia condenan el asesinato de 30 hombres descendientes de Ascalón, a manos de Sansón: “Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre.” (Jue 14:19). Sin embargo, pasan por alto una serie de cosas importantes.
Primero, Ascalón era una ciudad de los filisteos, pueblo que continuamente oprimían y trataban brutalmente a Israel. Este pueblo, era notorio por su adoración a dioses falsos como Dagón, Astarot, la esposa del falso dios Baal, y a Beelzebú. Los rituales de Astarot, generalmente incluían prostitución en el templo.
Los 30 “compañeros” Sansón, eran descendientes de Ascalón y claramente y claramente vivían de acuerdo a su reputación de violencia y crueldad. Cuando fueron retados por el enigma de Sansón, ellos amenazaron con asesinar a su prometida y destruir con fuego, la casa de su padre si ella no hacia que Sansón le revelara la respuesta del enigma de Sanso; lo que obviamente hizo.
Los actos que Sansón llevó a cabo fueron simplemente un acto del juicio de Dios sobre el pueblo de Ascalón y forman parte de una historia más dramática de Dios usando a Sansón y a otros, como Sus armas de justicia contra un pueblo blasfemo y maligno. La historia de Sansón termina con él, al matar miles de filisteos haciendo que el edificio donde se encontraban colapsara. Sansón, murió en este acto, sin embargo él mismo fue salvo por Dios como lo afirma el hecho de que se encuentra registrado en los “héroes de la fe”, en la sección de Hebreos 11 (v. 32).
Un patrón discernible
De los anteriores ejemplos, vemos un modelo distintivo que sale de los juicios traídos por Dios sobre varios pueblos:
- Dios declara una aniquilación como forma de juicio para acabar con un cáncer.
- Los juicios son para reconocimiento público, debido al pecado extremo.
- Anterior a los juicios existe advertencia y/o largos períodos donde se presenta la verdad con tiempo para el arrepentimiento.
- Todos, y cada uno de los adultos “inocentes” se les da la oportunidad de escapar con sus familias; algunas veces se les presenta la forma de evitar el juicio por medio del arrepentimiento o abandonando una región en particular. También debe notarse que la expulsión de una tierra era el juicio más común; más no el exterminio. Este modelo se remonta a la expulsión de Adán y Eva del huerto del Edén (Gn 3:24).
- Alguien es, casi siempre, salvo/redimido de la cultura maligna.
- El juicio de Dios siempre llega.
Lejos de ser inocentes, quienes fueron parte de los juicios de Dios estuvieron involucrados en grave pecado y cometieron actos de gran barbarie, como el quemar a sus hijos hasta la muerte en rituales como ofrecimiento a sus dioses falsos. Sorprendentemente, en vez de destruir en forma inmediata a los pueblos involucrados en tales cosas, encontramos lo opuesto: La Escritura expresa que Dios tenía una increíble paciencia y esperaba hasta que la total medida de las obras de estos pueblos estuvieran completas. Por ejemplo, mientras le hablaba a Abraham acerca del futuro éxodo de Israel de la tierra de Egipto, Dios dice acerca de los amorreos: “Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.” (Gn 15:16).
Uno debe preguntarse, ¿sufriría tanto así la humanidad si sucedieran estos actos tan de largo sufrimiento con tan terribles consecuencias? Si tales actos fueran como aquellos registrados en el Antiguo Testamento pero proyectados al siglo XXI y transmitidos globalmente por CNN, habría sin lugar a duda un clamor universal por la acción militar que se describe en esos registros si los mismos no fueran inmediatamente detenidos. ¿Por qué entonces los críticos de Dios se sienten justificados en catalogar al Creador como moralmente injusto aun cuando Dios esperó, en algunos casos, durante siglos para castigar a las personas involucradas?
¿Qué hay acerca del asesinato de niños?
Los críticos siguen señalando el asesinato de niños en un número de los registros enumerados anteriormente, como por ejemplo, el diluvio, los amalecitas, etc., y protestan que Dios no tenía justificación en quitarles la vida a esos niños. Para hacer frente a esta acusación, un número de cosas tiene que ser entendidas.
Primero, las reglas típicas israelitas para el combate incluían una advertencia y un período de declaración de la inminente guerra que había de venir. Mujeres, niños, ancianos y aquellos que desearan, podían fácilmente huir lejos del ataque militar anunciado previamente. Solo aquellos que permanecieran tercamente enfrentarían la guerra y sus consecuencias.
Segundo, en el caso de Amalec, este ya había demostrado que toda la cultura había sido corrompida a causa del pecado de los adultos. Desde la perspectiva de la eternidad, no había esperanza para alguno de los niños que habían sido dejados atrás. La Escritura habla del hecho de que cualquier niño que muera antes de que sea moralmente responsable ante Dios es llevado para estar con Él (“Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” 2º Samuel 12:23). Por lo tanto, mientras que algunos niños eran muertos en la guerra, eran finalmente salvados por Dios de llegar ha convertirse en los que sus padres eran.
Finalmente, física y socialmente, el destino de los niños a través de la historia siempre ha descansado en sus padres, ya sea que estuvieran en buenas manos, en el caso de Noé, o en malas manos como en el caso de Amalec. Las acciones de los padres eran, en última instancia el determinante del bienestar terrenal y temporal de los niños.
Conclusión
Después de examinar cuidadosamente los ejemplos principales del Antiguo Testamento y que los ateos usan para etiquetar a Dios como injusto, se ha demostrado que sus críticas y caracterizaciones son infundadas, y que su entendimiento acerca de las variadas situaciones está viciado. Además, en lugar de vivir de acuerdo a la caricatura de Dawkins como vengativo, impaciente, irascible y como deidad sedienta de sangre, la imagen de Dios que más bien emerge del Antiguo Testamento después del estudio a fondo que se ha hecho es simplemente, opuesta. Dios es presentado como perdonador, paciente y lento para traer juicio. Sin embargo, Él también se revela como Dios santo, justo y misericordioso que traerá justicia en Su tiempo. En pocas palabras, el Dios del Antiguo Testamento coincide a la perfección con el Dios del Nuevo Testamento.
Algunos pueden argumentar que corregir el punto de vista equivocado de los escépticos con relación a Dios no es importante, pero de hecho, si lo es. Un entendimiento adecuado de la naturaleza y características de Dios es lo más importante; un hecho muy bien captado por A. W. Tozer, el cual escribe: “Lo que viene a nuestra cuando pensamos acerca de Dios en la cosa más importante acerca de nosotros. La historia de la humanidad probablemente mostrará que ningún pueblo se ha levantado por encima de su religión y que la historia espiritual del hombre demostrará positivamente que ninguna religión ha sido alguna vez más grande que su idea de Dios”.4
Es cierto que la Biblia contiene historias graficas de pecado, maldad y muerte. Pero esto también incluye la mayor historia de amor, redención y gracia. Esta presenta a un Dios que nos pide no criticas a Él acerca de Sus actos de justicia, sino más bien Uno que bondadosamente nos anima a venir junto a Él y se entristece por un mundo que ha mal utilizado el don de la libertad inclinándolo a hacer lo malo antes que lo bueno. Cuando esto sucede y Dios actúa en Su justicia, el mundo descubre que las consecuencias existen por la mala conducta, de lo cual el profeta Isaías siempre habla: “Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.” (Is 26:9).
¿Es por lo tanto, el Dios del Antiguo Testamento un monstruo sin misericordia? Después de haber revisado exhaustivamente los hechos y las evidencias abrumadoras, se demanda una sola respuesta: No. Dios no es un monstruo sin misericordia.
Este artículo también está disponible en: Inglés
- 1.Richard Dawkins, “El Dios de la falsa ilusión” (“The God Delusion”), Gran Bretaña: Bantam Press, 2006, 31.
- 2.Charles Templeton, “Despedida a Dios” (“Farewell to God”), Toronto: McClelland y Stewart, 1999, 71.
- 3.http://www.goodreads.com/quotes/show/25755.
- 4.A. W. Tozer, “El conocimiento del Santo” (“The Knowledge of the Holy”), San Francisco: Harper Collins, 1961, 1
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