jueves, 27 de agosto de 2009

LA LLEGADA DE LOS DICTADORES

LA LLEGADA DE LOS DICTADORES

Los romanos hicieron que sus dioses dependieran de su sociedad y al tambalearse ésta, los dioses se derrumbaron con ella. De modo que el experimento romano sobre «armonía social» basada en una República elitista fracasó en última instancia. El senado era incapaz de mantener el orden. Grupos armados aterrorizaban la cuidad de Roma y las funciones normales del gobierno se quebraron cuando los rivales lucharon por el poder. El interés personal tomó el sitio del interés social, sin importar lo complicado que fuesen los disfraces; así que, desesperado, el pueblo aceptó un gobierno autoritario.

En los días de Julio César, Roma asumió un sistema autoritario basado en el César mismo. Co-mo dijo Plutarco: «los romanos hicieron a César un dictador vitalicio», con la esperanza de que un gobierno unipersonal les diera tiempo a respirar después de tantas guerras civiles y calamidades. Se trataba, sin duda, de una tiranía por cuanto su poder no era sólo absoluto sino perpetuo.
A la muerte de César, Octavio llamado más tarde César Augusto sobrino de César, llegó al po-der. El gran poeta romano Virgilio, amigo de Augusto escribió la ENEIDA y en ella dijo que este último era el líder señalado por medios divinos y que la misión de Roma era llevar al mundo la paz y al civilización.

Debido a que Augusto ofreció paz interior y exterior mientras guardaban las apariencias de la legalidad constitucional, los romanos de todas las clases estuvieron dispuestos a permitirle un poder total para que restaurara y asegurara el funcionamiento del sistema político, de los asuntos y de la vida cotidiana.

Después del año 12 a.C. se convirtió en cabeza de la religión del Estado, con el título de Pontífi-ce Máximo. Todos fueron urgidos a venerar el espíritu de Roma y el genio del Emperador. Más tarde éste se volvió obligatorio para todos los ciudadanos del Imperio, incluso después, los emperadores gobernaban como dioses.

Augusto trató de legislar la moral y la vida familiar. Emperadores posteriores intentaron refor-mas legales y programas de bienestar social, pero un dios humano era un fundamento muy débil y Roma cayó.

Fuente: ¿CÓMO DEBEMOS VIVIR ENTONCES?
AUGE Y DECLINACIÓN DEL PENSAMIENTO Y LA CULTURA OCCIDENTAL
Francis A. Schaeffer pagina 4

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