lunes, 12 de octubre de 2009

La Evolución, el Diseño Inteligente y la Facultad de Comprobación



La Evolución, el Diseño Inteligente y la Facultad de Comprobación
por Kyle Butt, M.A.


Mientras la ciencia moderna adquiere la habilidad de mirar más profundamente el mundo natural, nuevos problemas con la débil Teoría de la Evolución continúan plagando a sus proponentes. Muchos sistemas naturales y biológicos exhiben complejidad que no pudo haberse originado a través de los procesos naturales y evolutivos. En respuesta a este hallazgo, el movimiento del Diseño Inteligente se ha afirmado más en los círculos académicos. En una manera general, el diseño inteligente sugiere que muchos sistemas naturales son demasiado complejos como para haber evolucionado.

En un intento por desacreditar el diseño inteligente, los defensores de la evolución han hecho y repetido una línea principal de ataque. Ellos sostienen que el diseño inteligente no es científico porque no se puede probar. Son muchos los escritos de los que acusan al diseño inteligente de esta manera. En un artículo titulado, “Los Maestros de la Universidad de Nevada, Las Vegas, Desechan la Teoría del ‘Diseño’” (“UNLV Teachers Dismiss ‘Design’ Theory”), el autor cita las palabras de Stanley Smith, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas: “[L]a ciencia incluye las hipótesis que se pueden examinar y probar o descartar”. Smith luego declaró: “Toda ciencia sigue el método científico, en el cual hacemos observaciones en la naturaleza, creamos hipótesis que se puedan comprobar para averiguar por qué vemos los patrones que vemos, y luego conducimos experimentos que prueban esas hipótesis” (citado en Thomas, 2005). Smith además declaró que el diseño inteligente no reúne estos criterios. El profesor asociado de ciencias biológicas, Steven de Belle, comentó sobre el diseño inteligente de la misma manera. Él declaró: “Este no es ciencia. El Diseño Inteligente carece de la característica conceptual del método científico, la cual incluye hacer observaciones y probar las hipótesis” (Thomas, 2005).

En un artículo que describe la decisión de la Universidad de Kansas para enseñar un curso sobre el diseño inteligente como un mito religioso, Paul Mirecki, presidente del departamento de estudios religiosos de la Universidad, y profesor del nuevo curso, comentó sobre el diseño inteligente en esta manera: “el Creacionismo es mitología.... El diseño inteligente es mitología. No es ciencia. Ellos tratan que suene como ciencia. Pero claramente no lo es” (Gendall, 2005).

En su artículo titulado “Las Teorías Científicas Son Más que Conjeturas” (“Scientific Theories More Than Guesses”) Jonathan Hoffman escribió: “Thomas Harrington correctamente señaló que una teoría científica tiene la facultad de comprobación y falseamiento. Sin embargo, lo que no declaró es que el ‘diseño inteligente’ no llena estos criterios” (2005).

Entonces, aquí esta la supuesta situación. La evolución es científica porque tiene la facultad de probarse y falsearse, y se ha probado y confirmado. Por otra parte, el diseño inteligente no es científico porque no tiene la facultad de probarse y no puede falsearse, y por ende no debería considerarse como ciencia. Para poner en orden esta idea, es apropiado ver cuán probable y falseable es la teoría de la evolución orgánica.

Todo científico evolucionista debe reconocer que la tendencia fundamental de la evolución orgánica es la idea que la vida surgió de sustancias materiales inanimadas como los químicos. Esta idea, a menudo referida como generación espontánea, ciertamente es una idea que tiene la capacidad de probarse. No obstante, irónicamente los científicos biólogos han estado probando esta idea por siglos y han descubierto que la vida en el Universo no surge y no puede surgir espontáneamente de los procesos naturales. Los científicos evolucionistas incluso admiten este hecho muy-conocido. George Wald escribió en Ciencias Biológicas (Biological Sciences): “Si la vida viene solamente de la vida, ¿significa esto que siempre hubo vida en la tierra? Debe haber sido así, pero sabemos que esto no puede ser cierto. Sabemos que el mundo una vez no tenía vida—que la vida apareció luego. ¿Cómo? Pensamos que fue por generación espontánea” (1963, p. 42). David Kirk anotó: “Para el final del siglo diecinueve había un acuerdo general que la vida no puede originarse de lo inanimado bajo condiciones que ahora existen en nuestro planeta. La máxima ‘Toda la vida viene de la vida preexistente’ llegó a ser el dogma de la biología moderna, con la cual ningún hombre razonable discreparía” (1975, p. 7). Y Martin Moe declaró:

Un siglo de descubrimientos sensacionales en las ciencias biológicas nos ha enseñado que la vida surge solamente de la vida, que el núcleo gobierna la célula a través de mecanismos moleculares del ácido desoxirribonucleico (ADN), y que la cantidad de ADN y su estructura determina no solamente la naturaleza de las especies sino también las características de los individuos (1981, p. 36, énfasis añadido).

Entonces, según toda la información experimental que se ha reunido, la vida en este Universo material no surge de los químicos inanimados. Se ha diseñado y realizado miles de experimentos, pero todos verifican este hecho. (Para más información vea Thompson, 2005). Pero se está guiando a la población general a creer que la evolución es científica porque tiene la facultad de probarse y falsearse. Si por la definición de “científica” se quiere decir que, a pesar de los resultados de los experimentos, se mantendrá la teoría, entonces, la evolución es científica. En realidad, el origen de la vida según la evolución orgánica se ha probado y desaprobado. Por tanto, si el precepto principal de la evolución orgánica no es comprobable, y ha sido desaprobado satisfactoriamente, ¿cómo pueden sus defensores sostener que solamente ésta pertenece al salón de clase de ciencia?

¿Es el diseño inteligente científico y comprobable? ¿Se puede probar y verificar la inteligencia? En realidad, se puede probar y verificar la inteligencia en el Universo. El proyecto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) es un ejemplo clásico de la comprobación de inteligencia. Básicamente, se invirtió millones de dólares en un proyecto para detectar códigos o mensajes del espacio exterior que pudieran indicar inteligencia. Los que están involucrados en el proyecto reconocen que se aceptaría los patrones matemáticos, códigos, lenguajes, algoritmos y otras varias “leyes fundamentales” como evidencia que existe alguna clase de inteligencia. La premisa que se puede suponer del programa SETI es que se puede reconocer y distinguir la inteligencia de las explicaciones naturales no-inteligentes; siendo el criterio requerido para este reconocimiento algún tipo de código, secuencia matemática, patrones físicos, etc. Tales códigos se han encontrado en los sistemas biológicos como el ADN y los organismos vivos (vea Butt, 2006).

Otro ejemplo de la comprobación de inteligencia sería la prueba de CI (Coeficiente Intelectual) diseñada para medir la inteligencia científicamente. Se ha diseñado innumerables pruebas para calcular la cantidad de inteligencia que las personas poseen. Los sitios Web que discuten tales pruebas usan palabras y términos para sus pruebas como “científicamente válido”, “prueba de inteligencia”, “creado por doctores”, etc. (vea IQtest Home Page). De tales admisiones, se puede inferir que se puede medir y probar la inteligencia. Si una persona pudiera tomar los diferentes aspectos de los exámenes de CI que verifican la inteligencia y aplicarlas a cosas que se estudian en el mundo natural, entonces se pudiera probar y verificar la inteligencia. Esencialmente, eso es exactamente lo que se ha hecho en los libros de diseño inteligente como La Caja Misteriosa de Darwin (Darwin’s Black Box) de Michael Behe y el Diseño Inteligente (Intelligent Design) de William Dembski.

En su introducción a la edición de 1956 del Origen de las Especies de Darwin, W.R. Thompson señaló claramente:

Es...correcto y apropiado guiar la atención del público no-científico a los desacuerdos acerca de la evolución. Pero algunos comentarios recientes de los evolucionistas muestran que ellos piensan que esto es irrazonable. Esta situación en donde los hombres científicos se unen a la defensa de una doctrina que no pueden definir científicamente, mucho menos demostrar con rigor científico, intentando mantener su crédito ante el público al suprimir el criticismo y eliminar las dificultades, es anormal y no deseable en la ciencia (p. xxii).

En realidad, los proponentes de la evolución saben que ésta no puede soportar el criticismo abierto. Además, ellos saben que no se puede probar la evolución, ni que es más científica que el diseño inteligente; de hecho, es inferior. Por tanto, para mantenerla segura en los libros de texto, ellos deben suprimir el criticismo y no permitir que sus defectos variados y numerosos se consideren críticamente. La situación que ha surgido debido a este aferro irracional a la evolución es nada más que “anormal e indeseable en la ciencia”. La próxima vez que alguien demande que la evolución es probable, pida la evidencia experimental que confirme que la vida viene de lo inanimado y observe el silencio profundo que cuenta la verdad.

REFERENCIAS

Behe, Michael J. (1996), Darwin’s Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution (New York: The Free Press).

Butt, Kyle (2006), “El Proyecto SETI, “Disquetes Cayendo” y una Implicación Importante Ignorada”, [En-línea], URL: http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/2977.

Dembski, William A. (1999), Intelligent Design: The Bridge Between Science and Theology (Downers Grove, IL: InterVarsity Press).

Gendall, Michael (2005), “Religious Course Stresses Mythology”, [En-línea], URL: http://badgerherald.com/news/2005/11/29/religious_course_str.php.

Hoffman, Jonathan (2005), “Scientific Theories More Than Guesses”, [En-línea], URL: http://www.alligator.org/pt2/051129column.php.

IQtest Home Page (2005), [En-línea], URL: http://www.iqtest.com/.

Kirk, David (1975), Biology Today (New York: Random House).

Moe, Martin A. (1981), “Genes on Ice”, Science Digest, 89[11]:36,95, diciembre.

Thomas, Laurel (2005), “UNLV Teachers Dismiss ‘Design’ Theory”, [En-línea], URL: http://unlvrebelyell.com/article.php?ID=880.

Thompson, Bert (1989), “La Biblia y las Leyes de la Ciencia: La Ley de la Biogénesis”, [En-línea], URL: http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/420.

Thompson, W.R. (1956), “Introduction”, Origin of Species por Charles Darwin (New York: Dutton: Everyman’s Library).

Wald, George (1963), Biological Science: An Inquiry Into Life (New York: Harcourt, Brace & World).



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