miércoles, 6 de junio de 2012

Fe y Hechos


Fe y Hechos 

Por Greg Koukl

No me gusta la palabra “fe.” No porque la fe no sea valiosa, sino porque con frecuencia es profundamente mal entendida. La “fe” en este sentido torcido es lo que usted usa cuando toda la razón está en contra suya. Es la falacia de ilusión religiosa, en la que uno consigue a fuerza esperanza espiritual por medio de actos intensos de voluntad pura. La gente de “fe” cree lo imposible. La gente de “fe” cree aquello que es contrario a los hechos. 

La gente de “fe” cree aquello que es contrario a la evidencia. La gente de “fe” ignora la realidad. Algunos sugieren que no podemos encontrar hechos que respalden nuestra fe, y que tampoco es preferible tratar de hacerlo. Esto es ridículo. Se nos encarece a tener fe en parte porque tenemos evidencia de que Jesús se levantó de entre los muertos. 

Creo que parte de la confusión es porque a los cristianos a menudo se les dice que ignoren las circunstancias, queriendo decir con ello que no hemos de abrumarnos o desalentarnos por causa de ellas porque Dios es más grande que nuestros problemas. Se nos dice, “Tened fe en Dios.” Pienso que ese es un buen consejo en todo el sentido de la palabra, pero a veces alimenta los malentendidos, implicando que la fe es un salto ciego que no tiene ninguna relación con los hechos. 

Algunos sugieren que no podemos encontrar hechos que respalden nuestra fe, y que tampoco es preferible tratar de hacerlo. Ellos dicen que la fe no es el tipo de cosa que tiene algo que ver con hechos. Si tenemos evidencia para probar lo que creemos, entonces eso elimina la fe verdadera. 

De alguna manera estas personas piensan que la fe genuina resulta perjudicada por el conocimiento y la evidencia. Hemos convertido en virtud el hecho de creer en contra de la evidencia, como si eso fuese lo que Dios tiene en mente para nosotros. Todo esto es erróneo. 

Piense en ello por un momento. J. P. Moreland ha sugerido que si esta es realmente la visión cristiana de la fe, lo mejor que le podría suceder al Cristianismo es que los huesos de Cristo fuesen descubiertos. Descubrir sus huesos probaría que Él no se levantó de entre los muertos. Cuando los cristianos continúen creyendo que sí lo hizo, entonces estarían demostrando la fe más loable, creyendo algo que toda la evidencia habría probado que es falso. 

Esto es tonto. Se nos encarece a tener fe en parte porque tenemos evidencia de que Jesús se levantó de entre los muertos. Si somos alentados a creer por causa de la resurrección, entonces eso prueba que esta otra visión de la fe es falsa. Puede ser la visión que los cristianos sostienen en muchos casos, pero no es la visión de la Biblia. No es la visión del Cristianismo. 


Francamente, si la religión es simplemente un ejercicio de deseo ilusorio para mí, no desearía el Cristianismo. Es demasiado inconveniente. De hecho, parece que esa es parte de la razón por la cual la gente sostiene muchas de las perspectivas religiosas absurdas que sostiene. Son atractivas. Desean que Dios fuese impersonal, porque un Dios impersonal no puede hacerles el tipo de demandas que un Dios santo sí puede. Una fuerza divina impersonal no entorpece su estilo de vida de los sábados por la noche. Las religiones orientales son elevadas en su sentido de libertad individual y sumamente bajas en la responsabilidad individual. Eso es atrayente. 

La fe bíblica no es creer en contra de la evidencia. En vez de eso, la fe es un tipo de conocimiento que resulta en acción. 

No, la fe bíblica no es creer en contra de la evidencia. En vez de eso, la fe es un tipo de conocimiento que resulta en acción. 

Permítanme explicar lo que quiero decir. 

Si queremos ejercer la fe bíblica – fe cristiana – entonces debemos primero averiguar cómo la Biblia define la fe. La definición más clara proviene de Hebreos 11:1. Este versículo dice, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Ahora, hay algo muy importante en estas palabras. Vemos la palabra “esperanza,” vemos la palabra “certeza,” y vemos la palabra “convicción” – es decir, confianza. Ahora, ¿qué nos da confianza? 

Si compras un billete de la lotería, ¿esperas ganar la lotería? Sí, claro que lo haces. Tienes alguna “certeza” de que ganarás la lotería? Absolutamente no. No tienes forma de saber que tu billete es mejor que los otros millones de billetes de lotería allá afuera y que compiten por el mismo premio. 

Pero, ¿qué tal si tuvieses visión de rayos x y pudieras ver a través de la capa gris que recubre los billetes de lotería que compras en el supermercado? Entonces sabrías si tienes un billete ganador de $100, $200 o uno de $1,000 dólares, ¿cierto? En ese caso, ¿tendrías simplemente una esperanza de que vas a ganar? No, lo que tendrías es certeza, ¿cierto? Tendrías certeza de aquellas cosas que anteriormente tan solo esperabas. Sería esperanza con convicción, no una mera esperanza, sino una esperanza respaldada por hechos y evidencias. 

Esa es la razón por la cual la fe cristiana se interesa por la evidencia, hechos. Para el cristiano bíblico, los hechos importan. No puedes tener certeza por algo que no sabes que vas a obtener. Solamente puedes tener esperanza al respecto. 

Por esa razón la resurrección de Jesús es tan importante. Le provee certeza a la esperanza. Debido a una visión cristiana de la fe, Pablo es capaz de decir en 1 Corintios 15, cuando se trata de la resurrección, que si tenemos solamente esperanza, pero no certeza – si Jesús en realidad no se levantó de entre los muertos en la historia del espacio/tiempo – entonces somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Eso es lo que él dice: somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 

Esta confianza de la que habla Pablo no es una confianza en una simple “fe” en la resurrección, una resurrección mítica, una resurrección de cuento. En vez de eso, es una creencia en una resurrección real. Si la resurrección real no sucedió, entonces estamos en problemas. 

La Biblia no sabe nada de una fe vigorosa que da un salto en la oscuridad, una fe de esperanza contra esperanza, una fe sin ninguna evidencia. Más bien, si la evidencia no se corresponde con la esperanza, entonces la fe es en vano, incluso como Pablo lo ha dicho. 

De modo que, la fe es saber, y ese conocimiento se basa en evidencia que conduce a la confianza o convicción. Pero la fe bíblica es más que eso. Hay otro elemento. La fe no es tan solo saber. La fe es también actuar. La fe bíblica es una confianza tan fuerte que resulta en acción. Estás deseoso de actuar basado en aquella creencia, aquella fe. 

Muchos de ustedes saben que mi ingeniero, Bobby el Sacabullas, se casó hoy. Bobby ha creído en el matrimonio por un largo tiempo, pero Bobby jamás ejerció fe en el matrimonio hasta que recorrió el pasillo central y le dijo “Sí, acepto” a Jennifer. Allí es cuando él pone su vida en la línea por lo que creía que era verdad. Ejerció fe. 

Es lo mismo con la fe bíblica. No es tan solo un asentimiento intelectual. No es tan solo reconocer que ciertos hechos acerca de Jesús, la Biblia, la resurrección, o cualquier otra cosa, resultan ser verdaderas. Es tomar tu vida y ponerla en la línea basado en tu confianza en esos hechos. 

Amigos, el Cristianismo no es negar la realidad. Los cristianos bíblicos no niegan la realidad; ellos descubren la realidad. Y una vez que la han descubierto, actúan con base en lo que han aprendido. 

Piense en algún equilibrista que empuja una carretilla atravesando las cataratas del Niágara sobre una cuerda floja todos los días. Usted le ha visto hacerlo tantas veces que ni siquiera se le ocurre que no vaya a hacerlo. Usted cree con todo su corazón que él puede hacerlo. 

Un día se te acerca y te pregunta, “¿Crees que puedo empujar esta carretilla a lo largo de la cuerda floja sin caerme?” Y tú dices, “Claro que creo. Te he visto hacerlo cientos de veces.” “Muy bien,” dice él, “entra en la carretilla.


Bien, ahora estamos hablando de una cosa totalmente diferente, ¿no es cierto? La primera es una creencia intelectual, un reconocimiento de ciertos hechos. La segunda es fe activa, convirtiendo tu conocimiento en acción. Cuando te subes a la carretilla, tu creencia en los hechos se convierte en confianza activa. 

La fe es conocimiento en acción. Es confianza activa en la verdad. Tú vas al aeropuerto. Luego dices, “Este avión va a New York. Lo creo. Me subiré al avión. Me invertiré en las cosas que creo que son verdad.” Eso es fe bíblica. 

De modo que, cuando alguien me hace la pregunta, ¿Son compatibles la fe y la ciencia?, inmediatamente voy a solicitar una clarificación. ¿Qué quieres dar a entender con la palabra fe? Si piensas que la fe es mera fantasía y la ciencia son hechos completos, bien, entonces, la fantasía entra en conflicto con los hechos, ¿cierto? Si la fe es un salto ciego en la oscuridad, si la fe no está interesada en los hechos, estás en problemas. 

Sin embargo, si tu fe es una confianza inteligente en lo que no puede verse pero que se infiere de la evidencia que se puede ver – si tu fe es un compromiso con la realidad, a actuar sobre lo que tienes buenas razones para creer que es verdad – bien, entonces, no se necesita que haya conflicto alguno en lo absoluto. 

Amigos, el Cristianismo no es negar la realidad. Alguna gente piensa que así es. Simpatizo con ellos porque algunos cristianos actúan como si la fe fuese una especie de negación santificada. Pero eso no tiene que ver con lo que es el Cristianismo bíblico. Los cristianos bíblicos no niegan la realidad; ellos descubren la realidad. Y una vez que la han descubierto, actúan con base en lo que han aprendido. 

De hecho, si el Cristianismo es verdad, en el sentido más profundo de la palabra, entonces debe ajustarse a los hechos del mundo real. Así pues, cuando descubrimos los hechos del mundo real estos hechos sólo pueden respaldar el Cristianismo – si el Cristianismo es verdad – dando por hecho que has interpretado correctamente los hechos del mundo y que has interpretado correctamente la enseñanza de las Escrituras. 

El Cristianismo armoniza con los hechos. Si la ciencia y la religión tienen ambas la verdad como su meta última, entonces no hay conflicto inherente entre las dos. 

Este artículo es una transcripción de un comentario del programa de radio “Stand to Reason,” con Gregory Koukl. Se pone a disposición de ustedes sin ningún recargo por la ofrenda fiel de aquellos que respaldan la labor de Stand to Reason. Se permite la reproducción sólo para usos no comerciales. © 1996 Gregory Koukl

Para más información, contacte a Stand to Reason en el 1438 East 33rd St., Signal Hill, CA 90755. 

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Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Stand to Reason en la siguiente dirección: http://www.str.org/site/News2?page=NewsArticle&id=5242
Traducción de Donald Herrera Terán, para http://www.contra-mundum.org

www.culturadelcristiano.com




1 comentario:

  1. Muchas gracias!!! Lo leere mas profundamente, pero lo que lei me parecio muy bueno.

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